Matrimonios actuales, ¿por qué terminan tan rápido?

“ Hasta que la muerte los separe”. De entrada la frase suena más que romántica pero cuando las relaciones de parejas avanzan en algunos casos se siente como una sentencia ¿a muerte?En la época de nuestros abuelos solo se veían…

“ Hasta que la muerte los separe”. De entrada la frase suena más que romántica pero cuando las relaciones de parejas avanzan en algunos casos se siente como una sentencia ¿a muerte?

En la época de nuestros abuelos solo se veían matrimonios para toda la vida porque hasta aquellos que vivían en desavenencias lo llevaban de tal manera que nadie se enteraba.

Una mujer divorciada era una vergüenza y jamás aceptada en un círculo social. Un hombre adúltero era blanco de críticas. Hoy, las cosas han cambiado y no precisamente para bien.

“Resulta interesante a la vez que paradójico que la mayoría de las personas crecemos educadas en el principio de que el amor es para siempre, pero sin embargo cada vez nos cuesta más mantener relaciones duraderas.

Los padres aman incondicionalmente a los hijos y les enseñan a amar de la misma forma a sus hermanos, después al resto de los miembros de la familia. Nos cuentan cuentos y vemos películas que desde la más tierna infancia nos trasmiten el mensaje de felicidad eterna que llegará a nosotros al lado de un compañero o compañera de viaje que mágicamente se acoplará a nuestras vidas sin necesidad de ningún esfuerzo”, así lo expone Beatriz Abad Villaverde, doctora en Psicología Clínica consultada sobre el tema.

 Sin embargo, dice que resulta curioso que a pesar de estos esfuerzos por desarrollarnos como seres humanos generosos y educados en el amor, parece que cada vez resulta más difícil desarrollar un proyecto de vida en común con otra persona.

“Tal vez el origen del problema esté precisamente en este concepto del amor que recibimos desde niños y que erróneamente seguimos transmitiendo a lo largo de las generaciones. Generalmente se describe el amor desde una perspectiva ideal, más próxima a lo platónico que a la realidad”, indica.

Dice que concebir el amor como gratuito a menudo resulta problemático, porque conduce a la confusión de que no requiere esfuerzo, ni sacrificio. La realidad –asegura la profesional- es que todas las relaciones requieren de un trabajo personal para sostenerse y en el caso de las relaciones de pareja este trabajo exige aún de mayor dedicación.

“Cuando las personas comienzan a convivir en pareja, al margen de los sentimientos de amor platónico que inicialmente contribuyen a establecer la relación, en muchas ocasiones no se considera que previamente a esa relación ha habido por ambas partes un trabajo de construcción personal al que se le han dedicado aproximadamente las dos o tres primeras décadas de la vida para definir la personalidad, construir los valores individuales, elegir los intereses personales y trazar el camino a seguir durante la vida adulta”, enfatiza Beatriz quien ofrece sus servicios en la Roberto Pastoriza #160 en el Instituto de Alergia Asma y otras Especialidades, en Santo Domingo.

 Desde su punto de vista, estos aspectos resultan determinantes en las relaciones de pareja, porque iniciar una convivencia implica, “por primera vez en la vida dejar de pensar en mí para empezar a pensar en nosotros o en muchos casos en la otra persona. Implica comprender que la felicidad de uno ya no depende sólo de los logros personales o las metas alcanzadas, sino de qué tanto somos capaces de hacer feliz a otra persona y en qué medida podemos ser felices al lado de alguien aceptándolo tal y como es”, subraya.

 Dice que no se trata sólo de que tanto puedo crecer o avanzar en la vida, sino de qué tanto puedo sumar a la vida de otro para ayudarle a avanzar, porque la superación y la felicidad del otro suman a la de uno mismo.

“Sin duda, otro elemento determinante del futuro de la pareja es el criterio con el que se hace la elección del compañero o compañera. Son errores muy comunes en las parejas, y que por lo general conducen al fracaso de la relación, elegir a la otra persona por cuestiones banales como la apariencia, el dinero, el prestigio o simplemente considerando qué tanto beneficio podemos obtener de esa relación”, expone  Abad Villaverde.

 Considera que esos criterios podrán proporcionar otras recompensas, pero no necesariamente la satisfacción de una vida marital sana y feliz.

 Un criterio que recomienda para una elección con más probabilidades de éxito es “considerando tu proyecto de vida, y conociendo el de la otra persona, analizar qué tanto te aporta esa persona y qué es lo que tú le aportas”.

 Cuando sólo uno de los dos tiene deseos de superación, o cuando los proyectos de vida son demasiado diferentes “o cuando el desarrollo personal de uno es a expensas del sacrificio o la destrucción del otro, la relación se convierte en algo tóxico y abocado al fracaso.”

Asegura que como cierre de la complicación que representa construir una relación exitosa, está el hecho de que las relaciones de pareja no sólo están determinadas por un fuerte componente individual de los miembros que la componen, sino que también tienen mucho que ver con la sociedad en la que se desarrollan.

Las familias de los cónyuges, la situación económica o la educación de los hijos, son solo algunos aspectos complementarios de las relaciones que determinan la evolución de la pareja.

“A todo esto, hay que sumar que las relaciones que van ganándole la batalla a los años, deben tener la capacidad de afrontar y superar los cambios individuales que cada uno de los miembros van experimentando a lo largo del tiempo.

Las circunstancias, los fracasos, los éxitos, las enfermedades, los contratiempos… todos son elementos que nos van moldeando a lo largo de la vida, convirtiéndonos a veces en personas diferentes a las que éramos cuando comenzamos la relación”, apunta.

Asegura que la capacidad de adaptarse a estos cambios, de aprender a vivir con ellos y el ser capaces de darse cuenta de que igual que el otro cambia, también nosotros hemos cambiado a lo largo de los años, garantizará la estabilidad de la relación.

En definitiva, “para que un matrimonio tenga posibilidades de resultar exitoso requiere  tener un criterio claro acerca de lo que representa una vida en pareja, cómo hacer para establecerla, mantenerla y vivirla con satisfacción.

Las relaciones amorosas son fundamentales en nuestras vidas, pero cuando las personas no son capaces de manejarse adecuadamente en la dinámica de una pareja, ésta puede convertirse en una fuente muy intensa de frustración para ambos”, subraya Beatriz Abad Villaverde.

Dato
Existen parejas que no hablan de las finanzas del hogar lo que contribuye a  que varios matrimonios fracasen. Según estudios,  el 57% de los matrimonios terminan por el tema del dinero.

Saber
Según los expertos, la mujer es la que mayoritariamente toma la decisión de separarse. El cambio de rol social que ha experimentado la mujer  ha sido determinante.

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