Siete mujeres se querellaron formalmente en contra de cuatro extranjeros acusados de estafa por más de 20 millones de pesos, utilizando supuestos tickets ganadores de una lotería electrónica.Los mexicanos Sergio Flores Barreto y Gloria Arellano Masias, el venezolano Jean Jairo Herrera y la colombiana Luz Mery Londono Rodríguez, constituidos en asociación de malhechores, de acuerdo a la acusación, hacían creer a las víctimas que se habían sacado la lotería nacional, y como eran ilegales en el país, necesitaban un garante de solvencia económica para ellos poder cobrar dicho dinero, logrando con esto sustraer de cada una de las afectadas altas sumas de dinero en pesos, dólares y en prendas preciosas.
No siempre utilizaban el mismo alegato, en algunos casos prometieron a las víctimas devolverle el doble de lo requerido.
Eran amenazadas
Las mujeres con edades comprendidas entre 50-86 años de edad explicaron que fueron amenazadas e incluso sedadas con una sustancia extraña, lo que permitió que cedieran con facilidad los recursos.
“A mí me quitaron todo, no me dejaron ni para la medicina”, expresó María Cáceres Javier. La señora agregó que se siente muy mal por todo lo que ha pasado porque es una mujer sola, cuyos hijos murieron y no tiene más sustento que la tarjeta Solidaridad que otorga el Estado dominicano. En tanto, Ercilia Reyes de León, de 82 años, dijo que al parecer ellos la drogaron con una especie de friega que tenían guardada en una botella y le pasaban por los hombros.
El juez de la oficina de Atención permanente del Distrito Nacional, José Alejandro Vargas, aplazó para el próximo martes a las seis de la tarde, el conocimiento de la medida de coerción a fin de que las partes pudieran llegar a una conciliación. El Ministerio Publicó solicito prisión preventiva para los imputados.
Dio de buena fe un millón en efectivo
Una de las víctimas, que pidió reserva de su nombre, narró que tuvo que ir a tres entidades bancarias a fin de retirar en efectivo el millón de pesos que les prestaría a los malhechores. Contó que fue interceptada en una calle de la capital por una señora que rogando le pedía que le ayudara, “ella se tiró en el piso y me suplicó que le ayudara”, yo de buena fe lo hice.
