Nuestro bajo índice de profundización financiera

La República Dominicana no ha logrado recuperar los niveles de profundización financiera que exhibía antes de la crisis bancaria de 2003-2004. Uno de los indicadores más utilizados para medir el nivel de profundización financiera es la relación&#823

La República Dominicana no ha logrado recuperar los niveles de profundización financiera que exhibía antes de la crisis bancaria de 2003-2004. Uno de los indicadores más utilizados para medir el nivel de profundización financiera es la relación entre el crédito de las instituciones financieras al sector privado y el PIB. 

En el 2002, el nivel de profundización financiera alcanzó 31.2%. La inflación acelerada que se produjo en el 2004, como consecuencia de la vía adoptada para rescatar a los depositantes de los bancos que colapsaron por prácticas fraudulentas, provocó una caída  dramática del crédito al sector privado como porcentaje del PIB, cayendo a 18.8% en el 2004. 

La tendencia a la baja se mantuvo en el 2005 y 2006 en la medida en que se fueron introduciendo medidas regulatorias y de supervisión más estrictas de las instituciones financieras, orientadas a prevenir la repetición en el futuro de crisis bancarias como la que acabada de tener lugar. A partir del 2007, el crédito al sector privado como porcentaje del PIB comienza a subir lentamente, situándose el año pasado en 26.1%. Como se puede observar, todavía está muy por debajo del nivel de 31.2% del año 2002.

Cuando se echa un vistazo a la profundización financiera en la América Latina en el 2015, encontramos que la República Dominicana ocupa uno de los últimos lugares en el ranking. Panamá y Chile lo encabezan con 80.8% y 79.8%, respectivamente, seguidos por Bahamas (73.0%), Brasil (67.9%), Paraguay (60.8%), Costa Rica (58.1%), Honduras (56.1%), Colombia (52.3%), Bolivia (49.3%), El Salvador (42.7%), Perú (37.0%), Nicaragua (34.3%), Trinidad & Tobago (33.7%), Guatemala (33.6%), Uruguay (30.0%), Venezuela (29.7%), y Ecuador (27.6%). Solo superamos a México (24.5%), Haití (17.8%) y Argentina (17.0%). 

Aunque los niveles de informalidad tienden a estar asociados a bajos índices de bancarización y por tanto, niveles relativamente bajos de profundización financiera, parecen existir otros factores que podrían estar limitando una recuperación más rápida de la relación crédito al sector privado de las instituciones financieras a PIB en República Dominicana, teniendo en cuenta que países con niveles de informalidad iguales o superiores al nuestro, exhiben índices de profundización financiera muy superiores al de República Dominicana.

Uno de los factores que podría estar incidiendo en la baja profundización financiera que prevalece en el país es la intensa y creciente participación de los emisores de deuda pública en el mercado financiero y de valores del país.

Los elevados déficits del sector público consolidado (Gobierno Central + resto del sector público no financiero + cuasi-fiscal del Banco Central) que se vienen registrando en el país desde el 2008, unidos a la necesidad que tienen los dos emisores de deuda pública (Ministerio de Hacienda y Banco Central) de hacer emisiones para pagar las amortizaciones o vencimientos de bonos y valores, han limitado la disponibilidad de recursos de las instituciones financieras del país, específicamente de la banca múltiple, para prestar a las empresas y hogares.

Esto podría agravarse si los rendimientos que ofrecen los títulos de deuda pública resultan ser muy atractivos, llegando a superar los que las instituciones financieras obtienen cuando prestan.

Como muy bien explican Dabla-Norris, Deng, Ivanova, Karpowicz, Unsal, VanLeemput y Wong, en Financial Inclusion: Zooming in on Latin America (Septiembre, 2015, WP/15/206), publicado como Working Paper del FMI, una posible explicación del porque existe una baja relación crédito al sector privado como porcentaje del PIB, es que la banca esté recibiendo ingresos relativamente altos por operaciones de inversión en títulos de deuda pública (operaciones de tesorería) de recursos que capta de los depositantes.

Si los rendimientos que reciben las instituciones financieras por estas inversiones en valores gubernamentales de bajo riesgo (bonos de Hacienda y valores del Banco Central) son muy atractivos, estas tendrían menos incentivos para prestar a clientes privados de mayor riesgo. “Por ejemplo, grandes tenencias de valores gubernamentales de bajo riesgo en algunos países podrían resultar en ingresos por tesorería más altos a través de cambios en el valor de los bonos, lo que, en consecuencia, podría reducir los incentivos de conceder préstamos a clientes más riesgosos.”

Las crecientes necesidades de financiamiento del sector público dominicano, explican el porqué casi la cuarta parte (24.6%) de los ingresos totales recibidos por la banca múltiple en el 2013 se originó en operaciones de tesorería.

El año pasado descendió a 20.4%, en parte por una mayor racionalización en el proceso de determinación de los rendimientos ofrecidos por los dos emisores de deuda pública del país, inducida por la decisión del Ministerio de Hacienda de compatibilizar los anormalmente altos rendimientos nominales con una tasa de inflación anual que ha promediado 2.6% en el período 2013-2015.

Cuando se observa el comportamiento de los rendimientos brutos que obtienen los bancos múltiples cuando prestan y cuando invierten en títulos de deuda pública, está claro que tenemos un problema. En los últimos tres años, un peso invertido en operaciones de tesorería ha reportado más retorno a los bancos que el peso prestado a sus clientes.

Si ajustamos por el hecho de que el riesgo de invertir en títulos de Hacienda y del Banco Central es cero, mientras que el de prestar a clientes es positivo, el exceso de rendimiento de las operaciones de tesorería resulta aún mayor.

Visto lo anterior, resulta inevitable mejorar, como recomienda el FMI, la coordinación y comunicación entre los dos emisores de deuda pública y ponderar la conveniencia de adoptar el modelo prevaleciente en el resto del mundo: sólo existe un emisor de deuda pública. 

Pero más importante aún, ejecutar una reforma fiscal integral que eleve la capacidad recaudatoria y racionalice el gasto público. De esa manera, la necesidad de emitir deuda pública en el mercado doméstico se iría reduciendo.

Esto aumentaría las disponibilidades de recursos de las instituciones financieras para prestar, respetando siempre la prudencia con que debe hacerlo.

Esta prudencia es fundamental para evitar problemas más serios que podrían surgir en el futuro, si nuestras instituciones financieras se lanzan en una carrera de préstamos de alto riesgo, para compensar por la baja de ingresos provenientes de las operaciones de tesorería.  l

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas