Somos un extraño país de extrañezas que no extrañan. Nos extraña el opulento estilo de vida de los narcotraficantes descubiertos. No nos extraña si políticos se exhiben igual de opulentos de hoy para mañana. Pasaría normalmente en cualquier sociedad pues su superior, el Procurador General, lo ha descalificado al rechazar el archivo de dos expedientes, pero aquí extrañaría mucho si Hotoniel Bonilla renunciara a su cargo como fiscal persecutor de la corrupción. Entre nosotros no es extrañeza que se archiven expedientes de corrupción sino que sean activados. Si quien nada debe nada teme, extraño que algunos políticos se “quillen” porque se les quiera investigar por acusaciones que ellos ven extrañas. Pero no extraña.

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