¡Paren esto!

La sociedad está consternada por tantos crímenes horrendos. No podemos pensar de otra forma. Los asesinatos seriados de choferes raptados para robarles bienes y vehículos. La forma en que los capturaron y sometieron. Les amarraban las manos, les…

La sociedad está consternada por tantos crímenes horrendos. No podemos pensar de otra forma. Los asesinatos seriados de choferes raptados para robarles bienes y vehículos. La forma en que los capturaron y sometieron. Les amarraban las manos, les colocaban fundas plásticas en la cabeza y los lanzaban, vivos, a una fosa de más de 60 pies de profundidad, para luego sepultarlos con pedregones.

¡Cuánta crueldad e inhumanidad! Uno de esos monstruos lo confesó a los policías y los condujo hasta el sitio donde consumaban esos hechos. Una pesadilla. Imaginar el sufrimiento de sus víctimas, y ahora sus familiares, que impotentes lloran ante tanta maldad. Ninguna fiera fuera de la especie humana obra de semejante manera.

Y lo peor de todo, según narró El Nacional el pasado martes: Radhamés Antonio Ramírez, confeso criminal, hace menos de un año salió de prisión después de cumplir 18 años de una pena de 20, por homicidio y robo a mano armada.

Hugo Antonio Zorrilla Alfonseca, hijo de un coronel de la AMET, había salido de prisión el 15 de abril pasado, luego de que la Policía le ocupara el celular de Vidal Dionisio Berroa, chofer de la ruta San Pedro de Macorís-Santo Domingo, secuestrado el 16 de septiembre de 2015, quien fue encontrado muerto tres días después en el río Higuamo, con una funda plástica en la cabeza.

Tony Alberto Medrano Reynoso “declaró que sustrajo varios camiones en San Pedro de Macorís, y tras 18 meses en prisión logró salir sin saber cómo”.

¿Cómo Zorrilla Alfonseca y Medrano Reynoso estaban en las calles? Es una pregunta que nadie responderá, pero que nueva vez pone en evidencia la debilidad del sistema de investigación, sanción y cumplimiento de las penas.
Esta barbaridad es lo que ahora conocemos. Pero nadie imagina hasta dónde llegan los tentáculos de la criminalidad y la forma como opera.

Cada día muere un dominicano en esta sangría sin que siquiera haya consecuencia. Ahora mismo pueden estar asesinando a cualquier inocente.

El gobierno tiene definitivamente que empeñarse en detener esta horrible tragedia. Este río de sangre debe cesar.

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