Pesca de Juancho se ahoga en un mar de miseria económica

Juancho, Pedernales.- El parque de esta comunidad parece un muro de lamentaciones.

Juancho, Pedernales.- El parque de esta comunidad parece un muro de lamentaciones. Aquí confluyen cada día decenas de pescadores sin oportunidad de realizar esa actividad. La falta de herramientas y apoyo se lo impide.

Las carencias han puesto de capa caída un oficio que, junto a la agricultura, constituyen piezas fundamentales para los pobladores de esta empobrecida zona del sur de República Dominicana.

Hay más de 100 pescadores, pero la mayoría carece de equipos propios y tienen que usar lanchas y motores ajenos.

 El pescador Wander Pérez explica que necesitan aparatos como lanchas de fibras que cuestan mucho dinero y que ellos nunca han poseído. De acuerdo a los números que maneja este experimentado obrero de la pesca, una embarcación de las que usan se cotiza a razón de RD$80,000 y un motor entre RD$135 mil y RD$140 mil. “Nosotros hacemos un llamado al Gobierno. Nosotros somos gentes interesadas en trabajar y eso debe ser tomado en cuenta.

Queremos que nos ayuden a comprar los equipos que necesitamos para pescar. No queremos hacer otra cosa que no sea esa”, dijo Pérez, rodeado de decenas de personas que prácticamente abarrotaron el pequeño parque de Juancho apenas vieron asomarse el vehículo de prensa de elCaribe y CDN.

Los altos oleajes y los fuertes vientos han impedido por dos meses que los pescadores trabajen en las pocas y frágiles embarcaciones que quedan. “No podemos correr ese riesgo”, sostiene Martínez Carrasco otro pescador de la zona.

En Juancho hay personas que si un día no pescan atraviesan dificultad para poner un caldero en la estufa. Ese día es difícil que puedan comer. Esa realidad es común a muchos en la comunidad, de acuerdos a testimonios recogidos. El efecto es de “dominó”, porque se detiene también la comercialización de las especies que pudieran recolectarse y, por tanto, personas que viven fuera de Pedernales pierden la oportunidad de disfrutar de un pescado fresco.  El costo de los combustibles y los bajos precios que ofertan los compradores constituyen dos elementos adversos para los pescadores, de acuerdo a los testimonios que circulan por cada lado de Juancho.

Pie de amigo

Los pescadores tienen una persona que ellos denominan “el patrón”, que les facilita dinero para el combustible y para que dejen a las esposas para cocinar. A cambio de esto los pescadores le vendan la mercancía. Este comprador a su vez vende el producto en la capital del país y de regreso a Pedernales es cuando salda la cantidad convenida.

Freddy Pérez lleva entre tres y cuatro años “buscándosela” en las aguas del Mar Caribe. Su experiencia le permite determinar a qué hora debe “caerle atrás” a las distintas especies de peces. “Hacemos la pesca de chillo, del dorado. Una va y otra viene. Entre febrero y mayo podemos pescar el dorado, porque ellos pasan por esa zona”, sostiene Pérez.

Como carnada para atrapar el chillo los pescadores utilizan el calamar. Es una actividad realizada principalmente por las noches. Luis Alberto Gómez, otra de las personas que contó su experiencia a elCaribe y CDN, sostiene que “se habla de una buena cantidad de peces, el volumen capturado sobrepasa el quintal”.

Sin embargo, se lamenta de que aunque eso ocurra el dinero no rinde porque cuando se calcula el combustible es poco lo que sobra. “Ni tenemos una institución que nos respalde, ni tenemos una institución que compre la mercancía que obtenemos en el mar a un precio adecuado, mayor al que ofrecen los compradores informales”, expresa.

Idecoop y la mujer

Mariana Carrasco ha pasado varios sustos en el Mar, desde hace años se sube cada día en una frágil embarcación para llevar la comida a los pescadores. Esta mujer le pone un toque de diferencia a la actividad pesquera en Juancho. Es de las pocas de su género que conoce “al dedillo” cómo se hace cada cosa para capturar las especies marinas.

A Mariana no es necesario preguntarle la edad ni el tiempo que lleva entre pescadores. Sus conversaciones sobre el tema dejan claro que la experiencia no se improvisa. Mariana, igual que muchas personas, se queja de que instituciones como el Instituto de Crédito Cooperativo (Idecoop) antes visitaban la zona, pero con el paso de los años se olvidaron de que los pobres necesitan vivir. Los pescadores están asociados y esperan que el Idecoop estudie su problemática.

Contando sus historias

Wander Pérez
Pescador
“De la pesca hay mucha gente que vive. Entre nosotros hay algunos que tienen hasta cinco hijos. Imagínate tú lo que ocurre si los padres de familia no se tiran al agua a buscar pan para esa gente. Nosotros necesitamos que nos ayuden”.

Mariana Carrasco
Cocinera
“Nosotras las mujeres nos vamos por ahí a ganarnos la vida, a riesgo de perdernos en ese mar. Ya usted sabe como está de dura la cosa por aquí. Es a correr riesgo que una se va por ahí, pero no tengo de otra. Tengo que fajarme o no puedo comer”.

Freddy Pérez
Pescador
“Nosotros consumimos a diario hasta 20 galones de gasolina. Es decir, que el día que no cogemos los peces gastamos el combustible sin lograr ninguna ganancia. El combustible es muy caro, eso no lo aguanta nadie”.

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