Poetas contra el olvido

Nada poética es la presente generación literaria, no solo en República Dominicana, sino en toda América Latina y hay que temer que se trate de un fenómeno universal. Probablemente el pragmatismo de factura neoliberal que desplazó los alientos…

Nada poética es la presente generación literaria, no solo en República Dominicana, sino en toda América Latina y hay que temer que se trate de un fenómeno universal. Probablemente el pragmatismo de factura neoliberal que desplazó los alientos humanísticos imperantes durante la competencia internacional entre el socialismo y el capitalismo haya perjudicado al que fuera el género literario por excelencia.

Durante un cuarto de siglo en el país se siguen repitiendo los nombres de los mismos poetas como si no surgieran nuevos valores. Muy poca motivación crítica reciben creadores como Simeón Arredondo, de San Pedro de Macorís, autor de los libros Contra Canto a Víctor Villegas y Beso de Arpa; Enmanuel Rodríguez, nacido en Mao, Valverde, quien publica el poemario Primavera de los Sueños; Narciso Almonte, los Ojos del amor y En tiempo de las cabañuelas, así como Poesía sin tiempo, nombre tal vez alegórico a la época, del sancristobalense Lorenzo Araujo.

Nuevos epígonos brotan también en el vecino Haití, para demostrar que en toda la isla de Quisqueya vive la poesía, con la publicación en Editorial Santuario del libro Ínsula de caravanas, autoría de Gahston Sain-Fleur, quien dedica sus mejores versos a honrar la memoria del bardo criollo Manuel del Cabral, mostrando familiaridad con su personaje Compadre Mon.

Mateo Morrison, infatigable promotor de voces nuevas, califica a Ínsula de caravanas como arquetipo de las aflicciones contemporáneas, aunque con luces de esperanza. En tanto reconoce en Araujo su coherencia poética desde los años sesenta junto a Jimmy Sierra.

El también laureado escritor Federico Jovine Bermúdez pondera la lírica de su coterráneo Arredondo en Beso de arpa, obra con la que entiende alcanza la madurez creadora.

La nostalgia por tiempos más propicios para el canto emerge en las nuevas expresiones, como observa Carlos Reyes en el poeta maeño cuando exclama: “los guijarros no eyaculan luceros/ y sigo masturbando/ este infierno de ansiedad/ que me calcina…solo para amarte”.

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