¿Pudo el viento abrir paso a Moisés a través del mar Rojo?

Durante la pasada Semana Santa varias personas, entre ellas el periodista y amigo Nelson Encarnación, nos preguntaban si realmente pudo un fuerte viento secar las aguas del mar Rojo para que Moisés y el pueblo de Israel cruzaran a salvo de la persecuci

Durante la pasada Semana Santa varias personas, entre ellas el periodista y amigo Nelson Encarnación, nos preguntaban si realmente pudo un fuerte viento secar las aguas del mar Rojo para que Moisés y el pueblo de Israel cruzaran a salvo de la persecución del faraón de Egipto y sus ejércitos, como lo narra la Biblia en El Éxodo.

Este relato está contenido en el Capítulo 14 del libro del Éxodo, donde en los versículos 15 y 16 Jehová dice a Moisés: “Di a los hijos de Israel que marchen.

Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”; mientras en los versículos 21 y 22 se completa la narración: “Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda”.

Pero aunque millones de cristianos han leído este pasaje en el libro del Éxodo, el relato bíblico adquirió mayor dimensión mundial gracias al ingenio y el talento del cineasta Cecil B. DeMille, quien en 1956 estrenó su épica película “Los 10 Mandamientos”, donde Charlton Heston interpretaba a Moisés y Yul Brynner interpretaba al faraón Ramsés II, siendo esta la sexta película más taquillera de la historia del cine, y donde la escena magistral es precisamente la división del mar para que Moisés y el pueblo de Israel pudieran cruzar a salvo de la persecución de los ejércitos del faraón, reproduciendo visualmente lo ocurrido 1275 años antes de Cristo.

Para documentar su brillante narrativa épica, Cecil B. DeMille consultó El Éxodo, los libros de Philo de Alejandría y los libros de Flavio Josefo, ya que los pasajes 253 y 254 del libro II sobre la vida de Moisés, escrito por Philo de Alejandría (nacido cerca del año 20 a.C.), dicen: “división del mar; retirada de cada una de las partes divididas; consolidación de las olas a cada lado en toda la extensión del abismo hasta convertirse en un muro de máxima resistencia; hendidura rectilínea formada en medio de las paredes solidificadas que abría un maravilloso camino; senda a través de la cual la nación atravesaba el mar sin peligro como sobre un camino seco y suelo de piedra”.

El pasaje 338 del libro II de Antigüedades judías, escrito por el cronista hebreo Flavio Josefo, (nacido en el año 37 después de Cristo) dice: “Una vez que hubo invocado a Dios en esos términos, golpeó con el bastón el mar.

Entonces éste, al recibir el golpe, se abrió y, contrayéndose, dejó al desnudo el suelo, que se convirtió en camino y vía de escape para los hebreos. Y Moisés, al observar la manifestación de Dios y que el mar cedía el puesto a la propia tierra firme favorable a ellos, entró en él antes que nadie y mandó a los hebreos que le siguieran”.

Para comprobar si esto es posible, o imposible, el Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas, de Estados Unidos, y científicos de la universidad de Colorado, en Boulder, realizaron simulaciones computacionales utilizando la topografía superficial y la batimetría submarina de la zona comprendida entre Ramesés, Sucot y el ramal noroeste del mar Rojo, adicionado fuertes vientos del este, comprobándose que el viento puede empujar y hacer retroceder el agua en zonas donde el agua es poco profunda, concluyendo que: “Las simulaciones encajan de forma bastante cercana con el relato bíblico del Éxodo”, y que “La separación de las aguas puede entenderse mediante una dinámica de fluidos donde los vientos mueven el agua acorde a las leyes de la física, creando un pasaje seguro con agua a ambos lados y permitiendo que luego el agua vuelva de forma abrupta”.

Pero hay que recordar que la Biblia hebrea original dice que “el mar Yam Suf se abrió ante Moisés”, por lo que muchos eruditos entienden que el nombre “Yam Suf” fue erróneamente traducido como mar Rojo, y que la traducción correcta debió ser “mar de los Juncos”; y como los juncos (papiros) crecen en aguas dulces, y no en aguas saladas, entienden que el cruce pudo ser por un tramo de aguas dulces ubicado inmediatamente al norte del final del ramal noroeste del mar Rojo, y no por las aguas del mar Rojo, ubicado más al sur; aunque también existe la posibilidad de que el cruce haya sido por la cola del mar Rojo, donde el viento del este pudo separar las aguas, permitir el paso de los hebreos, y luego las aguas regresar con fuerza y ahogar a los soldados egipcios. l

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