Lo que hizo El Pensador

El Pensador se acomodó con su desnudez perfecta y empezó a recorrer el alocado mapa de las primeras planas: las noticias sangrientas; boleta que obliga a saber todos los símbolos y todos los colores, para hacer que la patria siga teniendo un domicilio&

El Pensador se acomodó con su desnudez perfecta y empezó a recorrer el alocado mapa de las primeras planas: las noticias sangrientas; boleta que obliga a saber todos los símbolos y todos los colores, para hacer que la patria siga teniendo un domicilio más o menos fijo; un salario mínimo que acusa serios síntomas de anemia falciforme; un juez que remienda, con profundo enojo, una toga deslavada por el uso y las maldiciones… “¡Agggh!”, carraspeó El Pensador, convencido de que aquí Kafka no sería más que un mediocre escritor costumbrista. (Se despabiló, bajo la palanquita y pensó en su padre, el señor Rodín).

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