La que terminó loca

Cuando su alma se salía de golpe de la realidad; sus ojos veían su estado emocional futuro y un silencio de horas reinaba en ella. Ocasionalmente…

Cuando su alma se salía de golpe de la realidad; sus ojos veían su estado emocional futuro y un silencio de horas reinaba en ella. Ocasionalmente su pecho se abría y salía su espíritu hablador, entonces era su entorno una especie de soledad inmensa e irremediablemente triste. Se tendía sobre el aire, intentando fluir, agotando eternidades con los brazos abiertos, mirando hacia arriba y otra vez: veía con facilidad que perdía la cordura.

Cada tarde salía como sin rumbo y mientras el mundo era una gran bulla dispersa, se transformaba en un cuerpo absorto con la mirada distante, consciente de que sus movimientos eran por inercia. Ésa era la señal. Recibía a modo dosificado pero constante; los recuerdos que simplemente no quería recordar. Entonces su mente vagaba en un espacio paralelo y pasado: “Amor, disfrutaba caminar con tu compañía y rechazaba en cualquier modo cualquier cosa que me arrebatara tiempo, que me arrebatara de tu lado…”. Una bocina la trajo de vuelta.

Glenys en Twitter: @GlenysGonzalez

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