El racionamiento del agua

Desde hace casi una década, cuando comenzamos a representar a la República Dominicana en el Programa del Agua de la Red Interamericana de Academias de Ciencias del Continente Americano (IANAS), hemos dicho en los diferentes países latinoamericanos&#823

Desde hace casi una década, cuando comenzamos a representar a la República Dominicana en el Programa del Agua de la Red Interamericana de Academias de Ciencias del Continente Americano (IANAS), hemos dicho en los diferentes países latinoamericanos donde nos hemos reunido anualmente, que el agua es un recurso natural vital, pero finito, el cual es valorado inversamente proporcional a su abundancia, porque quienes tienen poca agua la valoran mucho y la desperdician poco, pero quienes tienen mucha agua la valoran poco y la desperdician mucho.

También hemos dicho en cada reunión internacional organizada por la IANAS que el gran desafío de la sociedad de hoy es resolver el extraordinario desequilibrio existente entre el crecimiento geométrico poblacional y la reducción lineal de los caudales de los ríos, desequilibrio que se complica cuando el crecimiento poblacional no va de la mano del saneamiento básico, y en lugar de construir adecuados alcantarillados sanitarios lo que hacemos es descargar nuestras aguas residuales, domésticas e industriales, a las cañadas, arroyos y ríos urbanos, contaminando los ya disminuidos caudales de nuestras corrientes fluviales y enfermando a nuestras gentes.

De igual modo hemos dicho que la mayor parte de la gente no sabe de dónde viene el agua, ni mucho menos sabe cuánto cuesta captarla, purificarla y llevarla hasta los hogares, ni le interesa saberlo, porque para mucha gente esos datos no son importantes, y ese desconocimiento es la bruma responsable de que la gente valore  poco el agua que recibe en sus hogares, conformándose con decir que el gobierno está obligado a suministrarnos agua potable mediante las redes que llegan hasta nuestros hogares, y si el gobierno no lo hace, entonces hacemos huelgas, llamamos a la prensa, y presionamos hasta que nos suministren agua, y problema resuelto.

Por ello hemos planteado, reiteradamente, de manera verbal y escrita, y así consta en la prensa escrita, que los gobiernos suministren de manera gratuita los primeros 150 litros de agua diarios para cada ciudadano, lo que es lo mismo a decir, unos 750 litros diarios para cada hogar promedio, y a partir de ahí el volumen de agua adicional consumido sea cobrado muy caro, como forma de obligar a racionar el uso del agua y disminuir las pérdidas por descuidos en el uso.

Y para que veamos que lo planteado por nosotros no era un tremendismo, ni mucho menos un absurdo, ahora se publica la noticia de que la ciudad de Santa Cruz, en el estado norteamericano de California, ha tomado una medida parecida a la que ya habíamos planteado, y que las autoridades de allí llaman la primera medida contundente para hacer frente a la sequía que afecta a toda California.

Para frenar el desperdicio y el exceso en el consumo de agua, el Departamento Municipal del Agua en Santa Cruz, California, ha decidido que, a partir de mayo de 2014, se racionará el suministro de agua, asignando a cada hogar un tope de 28.317 metros cúbicos de agua por mes, equivalentes a 943 litros de agua al día, y que quienes se excedan en el consumo deberán pagar recibos penalizados con cantidades de hasta cuatro veces más que la factura mensual de aproximadamente 40 dólares que cuesta el agua consumida por debajo del volumen asignado.

Para evitar que siga aplicándose el viejo refrán que dice: “A lo que nada nos cuesta hagámosle fiesta”, una de las ciudades de la primera potencia económica del mundo ha puesto el ejemplo reglamentando para que “Si usted quiere hacer fiesta desperdiciando el agua, entonces pague usted los gastos de la fiesta”. l

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