En El Seibo hay ofertas turísticas campesinas

El Seibo es una de las primeras provincias del país, creada por la Constitución del 6 de noviembre de 1844, aunque ya existía como división territorial desde épocas coloniales.

El Seibo es una de las primeras provincias del país, creada por la Constitución del 6 de noviembre de 1844, aunque ya existía como división territorial desde épocas coloniales. Esta provincia cuenta con atracciones turísticas naturales, aptas para realizar diversos tipos de deportes de montaña, como el alpinismo.

Sus principales ríos son el Soco, que desemboca en el mar Caribe; el río Chavón, que luego de pasar por las provincias La Romana y La Altagracia desemboca en la costa caribeña del país. La economía de la provincia es esencialmente agropecuaria, con gran énfasis en el ganado bovino y la siembra de caña de azúcar.

Este destino cuenta, además, con varios balnearios, lagunas y cascadas. Los más importantes son La Cascada Blanca y las lagunas naturales ubicadas dentro del pueblo de Miches. Otros lugares de gran atractivo turístico son las cuevas de “La Chiva” y “La Hondoná”, donde se puede observar arte rupestre de los primeros pobladores de la zona.

Esta provincia cuenta con una comunidad donde la naturaleza ha hecho su espacio. Se trata de la Sierra de El Seibo. En este pueblito, además de encontrar pequeños restaurantes que ofertan una rica gastronomía, casas de estilo campesino construida en madera y zinc y llenas de color, uno que otra enramada que funciona como bar , se ofrece al visitante un espacio en donde lo típico, la artesanía y el reciclaje tienen un lugar preferencial, como es el caso de la casa de Doña María, una estancia fresca de color rosado con franjas azules, hecha de madera y zinc, que además de confort brinda una paz interior a los huéspedes que allí acuden, además de las buenas atenciones de doña María, propietaria de la vivienda.

En esta casita, ubicada a unos 15 kilómetros de la entrada de Palo Amargo, carretera Higüey –Miches, se elabora el café, el cacao y la vainilla de forma artesanal. Además, se cosechan frutas tropicales en las tierras fértiles de las lomas de Anamuya, en el extremo oriental de la Cordillera Oriental (o Sierra de El Seibo).

Al llegar a esta casa, que está conformada de habitaciones, sala, cocina y baño, lo primero que llama la atención de los visitantes es la insignia tricolor de la República Dominicana, la cual adorna una de sus paredes. A su lado, tres fotos muestran el valor de la unión familiar.

La decoración es muy fresca, con cortinas blancas que sirven de puertas de acceso a las habitaciones. Un estante de madera preciosa adorna una de las esquinas de la sala. En sus topes reposan fotos familiares, figuritas de cerámica y un viejo televisor.

Un sonajero de bambú de color marrón, con hermosas flores dibujadas, que cuelga del techo de la casa recuerda a los visitantes lo importante de tener energía positiva dentro de la casa. Para doña María éste atrae la buena suerte.

Elaboración y procesamiento de productos

Uno de los atractivos de la casita de Doña María es que las personas que allí acuden pueden observar de cerca cómo se procesa el café, el cacao, incluyendo la técnica de recogida y secado. Además, cómo se muele y envasa.

“En la casa de Doña María el turista que viene con nosotros tiene que compartir las vivencias del campesino, cómo vive el día a día, cómo procesan los alientos que ellos mismos cosechan”, explicó Ezequiel Baldemora, encargado del Departamento de Control de Calidad de Runners Adventures, promotora del lugar. Dijo que esa empresa se ha encargado de trabajar con el campesino en lo que llama “turismo sostenible”, con el objetivo de que ellos tengan la oportunidad de hacer vida con las actividades turísticas que realiza la entidad.

Olor a vainilla

En el patio de la casa de Doña María, caracterizado por su hermoso follaje, podemos encontrar aves como cotorras y cuervos, que han hecho de ese hermoso lugar su hábitat. Allí, además de la canela y yerbas medicinales, también se cosecha la flor de vainilla, de la cual se extrae ese rico saborizante muy utilizado en la cocina dominicana, entre otras especias.

Esta planta está conformada por palos negros y brillantes, comúnmente llamados “vainas” de vainilla y varias ramas en donde nacen las flores con seis pétalos con una dulce fragancia.

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