Normal que las circunstancias externas nos afecten y nuestro ánimo sea impactado si van mal o bien nuestros asuntos.No hay que renunciar al auto control, empero, pues también depende mucho de nosotros, el abordaje que hagamos de una u otra situación. Si bien no es posible evitar cien por ciento que factores externos nos molesten, entristezcan, enojen, las personas que manejan sus emociones como un ir y venir conforme sucesos externos, viven en un perenne torbellino interior.
Hay positivos caminos -la fe, el pensamiento optimista-, para ayudarnos a forjar la ecuanimidad y fortaleza de carácter que nos permita sentirnos sosegados, en un panorama agitado. Nos favorece, para manejar mejor la vida, cultivar una actitud conscientemente equilibrada.