Usted, la moral y los políticos

Hace años hubo cuestionados indultos que desilusionaron a muchos. Los beneficiados fueron una alta ejecutiva del sector privado y varios políticos.…

Hace años hubo cuestionados indultos que desilusionaron a muchos. Los beneficiados fueron una alta ejecutiva del sector privado y varios políticos.

Ninguno lo merecía. Eso causó encendidos debates y críticas negativas contra el presidente de entonces. Extrañamente, casi toda la furia se concentró en la señora, como si la situación de los políticos fuera distinta.

En una reunión informal toqué el tema. Con rostro de mortificación, expresé mi inquietud. Y pregunté, casi inocente: ¿por qué sólo nos quejamos de una y no de todos? Los contertulios me miraron asombrados. Alguien se tomó la molestia de contestar, y lo hizo con tono de profesor pedante, como si yo fuera un imberbe. “Pedro -me dijo- aprende caramba, eso es normal muchacho, lo malo fue el indulto de la dama, no el de los otros por Dios, pues el caso de ellos era “de alta política”, un asunto “entre políticos”, y eso merecía un trato especial, hasta por asunto de gobernabilidad, ya que la política es así y punto”. Y todos le dieron la razón, y lo peor, entre carcajadas y hasta discretas burlas.

Al observar el panorama, opté por guardar silencio, pero con mi mente en ebullición. Y como un Diógenes caribeño, busqué respuestas a varias interrogantes que nueva vez en estos días emprenden vuelo en mi cerebro.

¿Existe para los dominicanos una moral política y una moral universal diferentes? En iguales conductas ilegales: ¿justificamos la de los políticos y condenamos la de los ciudadanos comunes y corrientes? ¿Debe la justicia tratar a unos con paños tibios y a otros aplicarles todo el peso de la ley? ¿Y será cierto que para nosotros es comprensible el robo cometido por un funcionario público y no el realizado por un operario? ¿Tienen los políticos libertad para hacer lo indebido, pues cuentan con la protección de los gobernantes y el desinterés de los gobernados? ¿Cómo valoramos al político honesto y al que es delincuente? ¿Son acaso la pasividad colectiva y la indiferencia generalizada las promotoras de que nuestros políticos se consideren inmunes e impunes, pues no habrá consecuencias por sus malos actos?

Aunque mantengo mi preocupación, creo que vamos cambiando para bien, incluyendo la buena voluntad de quienes hoy dirigen el gobierno. Ha surgido una generación que crece y canta sin miedo, que entiende sus derechos y deberes, que no permitirá que este país se hunda porque varios políticos juren que tienen patentes de corso para el robo y el engaño. Y mientras tanto, metámonos esto en la cabeza: la moral es una y abarca a todos los seres humanos, y mientras más encumbrados están en la política, más deben estar comprometidos con esa moral y más debemos exigirle.

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