La doctrina Hessel se adueña de Wall Street

Al referirme  a la “Doctrina Hessel” quizás me exponga al juicio recriminatorio de los sociólogos, los que por el amplio significado de la palabra “doctrina” no estarían de acuerdo que se utilice en esta forma. Sin embargo, tomo licencia de es

Al referirme  a la “Doctrina Hessel” quizás me exponga al juicio recriminatorio de los sociólogos, los que por el amplio significado de la palabra “doctrina” no estarían de acuerdo que se utilice en esta forma. Sin embargo, tomo licencia de esos criterios y lo hago atendiendo a la agitación que en diversos países ha surgido a partir de lo plasmado en un pequeño libro (tan solo treinta y dos páginas) titulado “Indignez Vous” o “Indignaos” escrito por el diplomático francés, por demás ex combatiente de la resistencia, que vivió en carne propia los ultrajes de los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial y que fue además corredactor de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, el francés Stephane Hessel.

Este pequeño libro se convirtió en la base doctrinal en la que se inspiraron los jóvenes que protagonizaron las manifestaciones pacíficas escenificadas en España a partir del 30 de marzo de este año, bajo el influjo del “movimiento de Los Indignados”  y que desembocaron en la multitudinaria acampada del 15 de mayo en La Puerta del Sol de Madrid, a la que se ha llamado el 15M. Esta tendencia a la protesta luego pasó a Londres con unos efectos un tanto preocupantes, sorprendiendo a la comunidad internacional por el nivel de violencia y saqueo desatado allí; luego siguió Atenas, Túnez, Egipto, Siria; todavía continúan en Chile y en los últimos días hemos sido testigos de las nuevas protestas que se enmarcan  en lo que se ha denominado como el movimiento “Ocupa Wall Street”, las cuales no por ser pacíficas han dejado de ser brutalmente reprimidas, dejando una gran cantidad de manifestantes encarcelados por la policía de Nueva York.

Este miércoles ha participado en las protestas en el centro de Nueva York, el mayor número de personas hasta el momento, unas sesenta mil según diversas apreciaciones. Se produjeron también acciones simultáneas en otras ciudades de los Estados Unidos, y en Canadá, cientos de personas salieron a las plazas a apoyar a los neoyorquinos en las ciudades de Toronto, Vancouver y Montreal.

Las demandas son similares independientemente del país en donde se produzcan las manifestaciones: mejor calidad de vida, servicios de salud gratuitos, educación pública eficaz, rechazo al sistema capitalista y en este caso particular, la censura y reprobación palmaria en contra de la indulgencia pública con la lujuria corporativa anidada en Wall Street.

Quizás Hessel no tenía ni la más mínima idea de que su libro lograría la magnífica repercusión que ha tenido a nivel de las masas y, aunque es totalmente  posible que el 90% de los manifestantes en las calles de Nueva York no lo hayan leído, es indiscutiblemente cierto que la chispa surgida en España a partir de sus letras ha despertado el sentimiento del inexcusable protagonismo del ciudadano en la sociedad a la que pertenece y ha hecho renacer en millares de personas de todas las edades la actitud de exigencia legítima de sus derechos, abocándolos a protestar por la injusticias del sistema y muy posiblemente a encaminar al mundo hacia una especie de “perestroika moderna” más democrática cuanto menos capitalista y adornada con algunos ribetes de las ideas cuasi olvidadas de Sartre, a quien el autor evoca en repetidas ocasiones.

Me permito cerrar esta columna de la misma forma como lo hace Hessel con su libro:

“A los hombres y mujeres que harán el siglo XXI, les decimos con nuestra afección:

“CREAR ES RESISTIR, RESISTIR ES CREAR”.

Robert Takata  es analista internacional

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