Ángel Muñiz nada le impide soñar

El nombre de la comunidad Quita Sueño, en Haina, hace contraste con el objetivo de su estudio de grabación. Y es que al cineasta dominicano Ángel Muñiz nada le impide seguir imaginando esos mundos que se conjugan entre la realidad y la ficción en el

El nombre de la comunidad Quita Sueño, en Haina, hace contraste con el objetivo de su estudio de grabación. Y es que al cineasta dominicano Ángel Muñiz nada le impide seguir imaginando esos mundos que se conjugan entre la realidad y la ficción en el plató.

Hace tres años que el realizador decidió levantar una “pequeña industria de sueños” en una planta de agua de su padre que quebró, y que ahora se ha convertido en su principal base de operaciones.

De allí sale cuando es necesario, llega con los primeros rayos de sol y se marcha al caer la tarde. “Era un monte con una estructura abandonada”, recuerda, pero en la actualidad sirve de escenario para producir cine y anuncios publicitarios, lo que le ha permitido abaratar costos y darle oportunidad de trabajo a casi una docena de personas, entre escenógrafos, constructores, mecánicos, carpinteros, y hasta plomeros.

“En medio de toda esa maleza un día me paré y dije: aquí es que necesito subir mi estudio de cine, no tengo que hacerlo en otro sitio, es aquí”. Y poco a poco, el estudio ha llamado la atención, e incluso reveló que el actor Andy García rodará un segmento completo de su nuevo filme aquí.

“Los escritores de comerciales no escriben para estudio, no saben lo que es un panel 10×4, ni lo que es amarrar un panel para que no se vea la división. Más bien dicen: vámonos para un apartamento y no jodemos más, pero el costo de un apartamento es diferente”. Allí, en su “pequeña industria” el arma o da la impresión de lo que sea. E incluso levantando una casa rural debajo de un árbol para un anuncio del Banco del Reservas lo encontramos en plena faena.

Fue en este lugar que se rodaron muchas de las escenas de su última película Ladrones a domicilio, en este lugar están varias casas que se utilizaron en el rodaje y el riachuelo en el que se recreó un río de escape para los “maleantes” de su filme.

Claro, nada comparado con los estudios que están construyendo los Vicini y los Rainieri o el que utilizan los productores internacionales. “Ahora, aquí yo puedo hasta construir una fachada completa de la ciudad de Nueva York o de Italia, para la industria que tenemos esto es fenomenal”, señaló. Y así ha ido preparándose este fajador del cine, culpable de éxitos en la taquilla local como Nueva Yol: por fin llegó Balbuena (1995),  Nueva Yol 3: bajo la nueva ley (1997) Perico ripio (2003) y Ladrones a domicilio (2008).

A pesar de que confiesa que no hace películas para sentirse bien, sino para que sus hijos se sientan orgullosos de él, adelantó que se prepara para rodar la película Juego de hombre, la cual lo trae entusiasmado.

“Generalmente  he dicho que esta es una historia de un pelotero gay, pero en definitiva es la de una familia tercermundista que descubre que está educando un hijo homosexual y cómo a partir de ese momento -con la falta de educación, la presión social y la religión- se crea un sistema en el que el amor paterno-hijo no comienza a funcionar”, contó.

Será su próxima apuesta, en una industria cinematográfica nacional que, aseguró, le está dando la posibilidad de soñar, gracias a las bondades con la nueva Ley de Cine que ha sido un bálsamo para los productores y directores dominicanos.

“Estamos en un momento trascendental y estoy muy optimista con lo que está sucediendo. Quizás ahora podamos hacer un buen drama y abandonar un poco el humor en el cine, porque ya los productores no perderán con la Ley de Cine”, aseguró Ángel Muñiz, luego de criticar la falta de creatividad de los cineastas locales. “Queremos copiar demasiado. Todo lo queremos hacer como lo hacen otros”, puntualizó.

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