No cambiamos porque esté de moda. Cambiamos por un imperativo que predomina en el mundo, que está en constante movimiento y la expresión de ese movimiento, hoy más que nunca, es el cambio. La sociedad dominicana también está bajo el influjo del cambio. La globalización ha influido en las relaciones entre los países y entre las personas. Estimula el conocimiento de realidades que antes no podíamos siquiera imaginar. Nos hace conscientes de carencias que forman parte de nuestros hábitos. Dentro de ese temperamento, también ha cambiado el concepto de libertad, particularmente de la libertad de expresión. Los avances tecnológicos han modificado la forma de ejercer ese derecho. La gente recibe y emite opiniones, noticias y toda clase de datos susceptible de circular en internet.
Vivimos además otros procesos convergentes que no sólo han ampliado el concepto de democratización del acceso a la información, sino que sirven como aceleradores del flujo. Canales y plataformas que obligan a una reinvención del ejercicio de buscar, procesar y difundir contenidos. Si los ciudadanos pueden recibir y emitir noticias, los medios estamos obligados a dar más y a ser mejores, y especialmente, a cambiar los parámetros de velocidad y oportunidad. Y más que todo, a penetrar con la pluma mucho más allá de la superficie.
En El Caribe y en Multimedios del Caribe, se trata de un ejercicio de búsqueda y difusión de contenidos, en base a una política de convergencia, máxima eficiencia y diferenciación, en función de la especificidad de cada medio, sin renunciar a una coherencia centrada en el servicio al público, a través de la web, televisión, radio y el periódico de papel.
Para lograr ese propósito, apostamos a un proceso de cambio en la forma de buscar, procesar y presentar esos contenidos. Para responder a esa sociedad que cambia, un cambio para mejorar, pero también, un cambio en la relación con la sociedad.
