El gobierno avanza hacia su segundo mes en la búsqueda de una solución al diferendo con la Barrick Gold. No podemos decir que espera una respuesta, porque suponemos que está en desarrollo un proceso de diálogo. Imposible imaginar que esa empresa se mantenga en sus trece.
Mientras, lo que hemos visto son sorprendentes revelaciones sobre el modus operandi de esa compañía, que se presentaba como un paradigma de transparencia. ¡Oh sorpresa! Le fue descubierto un embarque de doré que no reflejaba la realidad de su volumen, incluso, de su composición.
Poco después, vimos que no solamente cometió ese “error” que provocó la suspensión del envío de parte de la Dirección General de Aduanas. Se descubrió posteriormente que el mineral tenía como origen los Estados Unidos de América, lo que fue objeto de conjeturas y justificadas sospechas de la opinión pública.
Pese a esos hallazgos, una segunda exportación debió ser retenida, por problemas similares. Ahora elCaribe acaba de revelar que “una aparente diferencia en los valores declarados por la empresa Pueblo Viejo Dominicana Corporation (PVDC), provocó un retraso de al menos tres meses en el pago del Retorno Neto de Fundición o ‘regalía’, que es un 3.2% de las exportaciones de doré” que debe hacer la empresa al Estado dominicano, lo que habría trastornado las metas de recaudación de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) para el trimestre que acaba de pasar.
¿Qué sugieren esos hechos? Que estamos ante una organización que tiene conflictos no sólo con el gobierno nacional, sino con una dama de extraordinario valor en los países de origen de la misma, que por aquí preferimos llamar con el nombre de transparencia. La Barrick, evidentemente, tiene dificultades para dejar que el sol la ilumine por los cuatro costados.
Y esa clase de problemas no parecen únicos en el país. Reflejan una conducta que está asociada a su operación global. Desde Chile y Argentina llegan informes sobre sus acciones poco amigables con el medio ambiente.
El tiempo pasa. La desesperanza en el ánimo popular cobra cuerpo. No más largas a la Barrick.
