Analista plantea economía colapsó en el primer trimestre

El informe del Banco Central sobre el desempeño económico del primer trimestre del año es devastador. Los resultados en términos del crecimiento son mucho peor de lo esperado. Indican que la actividad económica colapsó. Comparado con el primer&#8230

El informe del Banco Central sobre el desempeño económico del primer trimestre del año es devastador. Los resultados en términos del crecimiento son mucho peor de lo esperado. Indican que la actividad económica colapsó. Comparado con el primer trimestre de 2012, el crecimiento de enero-marzo fue de apenas 0.3%, la tasa más baja en casi 10 años.

Las consecuencias sobre el empleo y las oportunidades de negocios de todo el mundo son muy severas. Para que se tenga una idea, para que la tasa de desempleo no aumente, hay que crear unos 100 mil empleos por año, y eso requiere que la economía crezca a una tasa anual no menor a 4%. Con un crecimiento de 0.3%, el número de empleos que probablemente se creó en el trimestre no superó los 7 mil, cerca de un cuarto del empleo que se debió haber creado en el período para lograr el objetivo de evitar un aumento de la tasa de desempleo.

Pero además, los sectores que más se contrajeron están entre los que más empleos generan. De los siete sectores de mayor volumen de empleos en el país, cuatro retrocedieron: comercio, manufacturas, construcción y hoteles, bares y restaurantes. En conjunto, éstos emplearon 1.8 millones de personas y explicaron el 44% del empleo total de 2012.

El comercio, el mayor empleador del país con 870 mil puestos y el 22% del total de empleos, se contrajo en 2.6%. La actividad manufacturera local, con unos 290 mil empleos o 7% del empleo total, redujo su producción en 3.7%. La construcción, que emplea a casi 250 mil personas o el 6% del empleo total, retrocedió en casi 3%. Por último, las actividades de hoteles, bares y restaurantes, que en 2012 emplearon a casi 230 mil personas o el 5.8% del total de empleados, se contrajeron en 0.4%.

De las grandes actividades empleadoras, con 200 mil puestos o más, sólo la agropecuaria, transporte y comunicaciones, y otros servicios crecieron en el primer trimestre del año. Sin embargo, lo hicieron a tasas bajas. La agropecuaria creció en apenas 1.2%, el transporte en 0.2%, las comunicaciones en 3.2%, y otros servicios, en 2.8%. Se trata, por lo tanto, de una caída relativamente generalizada de la actividad económica, con particular énfasis en algunas de muy alta generación de empleos.

No hay muchas dudas de que las causas inmediatas de este desempeño tan precario tienen que ver con el impacto de la reforma tributaria que redujo el poder de compra de las personas y las empresas, con el inesperado sobreajuste del gasto público en el primer trimestre que arrastró hacia abajo la demanda en toda la economía, y con la continuada pesadez de las exportaciones. Estas últimas apenas crecieron en algo más de US$200 millones entre enero y marzo, comparado con el mismo período del año pasado, pero si le descontamos las exportaciones de oro de Barrick-Pueblo Viejo, que no generan muchos nuevos empleos o nueva demanda interna, se redujeron en más de US$57 millones.

El panorama anterior, relativamente sorpresivo por la severidad del estancamiento, obligó a cambiar el objetivo de corto plazo de la política desde una que enfatizaba el ajuste fiscal y el control monetario para cumplir con las metas de inflación hacia una moderadamente expansiva en lo fiscal y mucho más laxa en lo monetario. La economía está en coma y las autoridades hacen ingentes esfuerzos por reanimarla corrigiendo el gasto público y abaratando el crédito. El resultado de ese esfuerzo será un segundo trimestre más activo, aunque no de abundancia. La producción recuperará algún terreno, así como el empleo, y habrá una moderada mejoría en las oportunidades de negocios.

El Banco Central parece sentirse cómodo con el cambio de rumbo y no ve peligro de inflación porque las importaciones cayeron y las reservas aumentaron por la entrada de los Bonos Soberanos. Eso significa que el mercado cambiario está relajado y hay espacio para empujar la demanda y reactivar la economía, sin riesgo de devaluación e inflación.

El riesgo mayor, sin embargo, es que las autoridades se limiten a continuar administrando la situación y no enfrenten las causas profundas de este colapso: un aparato productivo anquilosado, la ausencia de una estrategia de desarrollo productivo, y unas instituciones que permitieron la irresponsabilidad y el abuso en la gestión fiscal.

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