Abandono en la ciudad

Pareciera que las dos principales ciudades del país no pueden liberarse de la basura, el desorden en el tránsito, y todas esas expresiones que muestran una tendencia al arrabal. Sólo basta con que surja un espacio vacío para que se improvise un…

Pareciera que las dos principales ciudades del país no pueden liberarse de la basura, el desorden en el tránsito, y todas esas expresiones que muestran una tendencia al arrabal. Sólo basta con que surja un espacio vacío para que se improvise un vertedero, una carpa de ventas, un bazar o un tarantín.

Recurrentemente, la basura es un tema, por una u otra causa, y no hay manera de que esa cosa tan elemental salga de la agenda pública por siempre.

La degradación de los espacios con asentamientos es algo más complicado.
Hay que admitir que algunos municipios han hecho esfuerzos por mejorar plazas y parques, pero la carrera desordenada empuja al caos, a veces con la aprobación de funcionarios municipales.

No sólo se ocupan plazas o parques, también las aceras son invadidas por negociantes o por artesanos.

Esa degradación de los espacios es más crítica en algunos municipios. La propensión al arrabal se torna ofensiva al ambiente y a la  habitabilidad. El caso de la zona verde de la entrada desde la región Norte hacia el Distrito Nacional es cada vez más deprimente.

Ese distribuidor es un conjunto que comparten el municipio de Santo Domingo Oeste y el Distrito Nacional. De un lado el caos, del otro la inacción. Sin que haya una política común de protección de un área tan sensible.

¿Es justo que la ciudad reciba con tan mala cara a quienes nos visitan desde el Norte de la República? ¿Es posible que se haya convertido en bazar de la peor ralea el entorno de la terminal del kilometro nueve de la autopista Duarte de la Línea II del Metro de Santo Domingo?

Ayer vimos cómo una nueva tienda fue improvisada en la acera Oeste de la avenida Luperón, del lado Suroeste del distribuidor del kilómetro 9 de la carretera Duarte. Eso no debe ser.

Asimismo, es inadmisible que el ADN y la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET) condenen al abandono ese entorno, en particular, el lado Este, que merece mejor suerte.

Mientras se trata de recuperar la Zona Colonial, la gran ciudad se degrada cada día más.

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