Las elecciones para escoger las autoridades de la universidad estatal reflejan los males de nuestra educación superior. En ellas se repiten los vicios de la política partidista, incluso la intimidación y hasta el intento de hurto de urnas. En países avanzados, donde la educación juega su rol, las autoridades de cualquier universidad se eligen sólo por méritos académicos. En el caso específico de la universidad estatal dominicana por activismo. Los aspirantes a los cargos principales se promueven en base a afinidades políticas, sin que ello quiera significar un desmedro de sus buenas condiciones académicas, que en el caso de las seleccionadas la semana pasada son hartamente conocidas.
El método de elección de rector y vicerrectores afecta su crédito internacional y como es bien sabido entorpece sus actividades y altera el ritmo de la docencia. Implica un gasto innecesario en un centro escaso de recursos para llenar la función que le corresponde en el campo de la investigación.
Por lo regular, en el mundo académico se asciende en base a registros y aportes al estudio de las ciencias y las humanidades. Un profesor en cualquier universidad bien posicionada está obligado a mantenerse al día en el campo de su actividad académica. Se le exigen periódicamente publicaciones e investigaciones que contribuyan al desarrollo de la materia que imparte y al prestigio de la academia. Muchos de los mejores profesionales que hemos tenido en las áreas del saber que en ella se imparten provienen de la universidad estatal. Pero el método de elección de sus autoridades no es propio de una alta casa de estudios concebida, como a pesar de ello sin duda es la UASD, para dotar al país del conocimiento que el desarrollo reclama.
El problema tal vez radique en una hipertrofiada matriculación que trasciende su capacidad para llenar su rol, lo que reduce su nivel académico. l
En países avanzados, donde la educación juega su rol, las autoridades de cualquier universidad se eligen sólo por méritos académicos”.
