El Distrito Nacional crece hacia arriba sin regulaciones

Con el transcurrir de los años, las soluciones habitacionales en la zona metropolitana del Distrito Nacional han dejado de ser individuales para dar paso a torres multifamiliares, que en lugar de albergar a una familia de pocos miembros concentra cientos

Con el transcurrir de los años, las soluciones habitacionales en la zona metropolitana del Distrito Nacional han dejado de ser individuales para dar paso a torres multifamiliares, que en lugar de albergar a una familia de pocos miembros concentra cientos de personas. Esta imagen de aparente modernismo que ofrecen los edificios en altura, que ha llevado a algunos a comparar a la capital con un “Nueva York chiquito”, contrasta con la inobservancia a una serie de requerimientos ambientales y de servicios, en una metrópoli en constante crecimiento demográfico que no se ha preparado para el fenómeno de verticalidad impuesto por el mercado inmobiliario.

La idea de densificación en una ciudad que ya no dispone de terrenos para seguir creciendo, inicialmente no es mala, a juicio del decano de la Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, Omar Rancier, quien entiende que ante esa realidad lo que ha fallado es la adaptación de los servicios públicos conexos por parte de las autoridades responsables.
El académico cita el caso del emblemático sector de Gazcue, que aunque fue diseñado para residencias unifamiliares, se ha ido convirtiendo en una zona de alta densidad, motivado por el proceso de desarrollo inmobiliario.

“Esa fue una zona de la ciudad pensada para viviendas. La infraestructura estaba diseñada para esa escala, pero en un solar donde había una vivienda con cinco personas, ahora tenemos un edificio de 20 apartamentos, con 100 personas, por lo tanto, la demanda en términos de servicio es mayor, y eso supone una recarga de los servicios de infraestructura. Allí nos estamos dando cuenta que a cada rato aparece una alcantarilla rebosada, y eso es producto de que se va dando paulatinamente un colapso de las infraestructuras que estaban diseñadas para una escala”, afirma.

En esto concuerda, el urbanista y candidato a Doctor en Periferias, Vitalidad y Sostenibilidad Urbana por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Erick Dorrejo, quien agrega que la construcción de torres en la ciudad, no es necesariamente destructiva, ya que fomenta la circulación peatonal, disminuye la cantidad de vehículos privados de las calles y con ello, la contaminación. Sin embargo, advierte que el proceso de construcción avanza más rápido que el proceso de planificación municipal.

Implicaciones

Uno de los principales problemas que ha generado el cambio de modelo de ciudad horizontal a uno vertical, sin la planificación adecuada, tiene que ver con la contaminación de las aguas subterráneas ante la falta de un sistema de alcantarillado pluvial y sanitario para la recolección de las aguas usadas. Es lo que el ex secretario general del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN), Domingo Contreras, denomina, “zapata ambiental”.

Contreras afirma que esta realidad ha obligado a que por cada edificio que se erige en la ciudad necesariamente tenga que construirse un pozo filtrante, lo que ha ido contaminando los reservorios de agua subterránea.

“Son cosas que a veces no se piensan”, agrega el arquitecto Omar Rancier, quien compara la densificación con un empañete del territorio, que impide que cuando llueve el agua infiltre en el subsuelo, provocando una disminución del nivel de las aguas subterráneas. “Cuando baja ese nivel suceden dos cosas: es mayor la contaminación y en caso de un territorio costero, como es Santo Domingo, el agua marina comienza a infiltrarse en los depósitos de agua subterránea, porque baja la presión, eso es lo que se conoce como el proceso de salinidad de las aguas potables”.

Otra de las consecuencias de este fenómeno urbanístico, se ha visto reflejado en el aumento de la temperatura máxima en la ciudad de Santo Domingo, que ha pasado de 32 a 34 grados, según Domingo Contreras, quien atribuye esta situación a que el 35% de la ciudad está impermeabilizada con cemento.

“Cada casa que se convierte en edificio es una pérdida de espacio privado verde para convertirse en una masa de cemento y como no hay una normativa que implique la creación de un fondo para que el cabildo pueda reponer esa proporción y mantener el equilibrio ambiental de la ciudad, nosotros tenemos una pérdida ambiental”, señala.

Un futuro caótico

El urbanista Erick Dorrejo advierte que de continuar el aumento de la densidad sin las intervenciones que necesita la ciudad, los principales servicios públicos se verán afectados y los niveles de contaminación irán en aumento. “Por lo tanto es preciso construir una ciudad más habitable, con un servicio de transporte colectivo efectivo, un sistema de recogida de desechos sólidos, alcantarillado suficiente, infraestructura de estacionamientos, mejores espacios públicos, arbolado, etc.”, indica.

En ese sentido, Omar Rancier insistió en la necesidad de aprobar un marco regulatorio y de planificación como es la Ley de Ordenamiento Territorial y de Uso de Suelos, que cursa en el Congreso, que establecerá políticas mandatorias para el cumplimiento de determinados aspectos en la gestión del territorio, ya que a su entender, hasta el momento ha reinado la falta de gestión y la permisibilidad administrativa.

“Ahora mismo lo que encontramos es una distorsión de los conceptos en función de satisfacer determinados intereses inmobiliarios, sobre todo, y por otro lado, la discrecionalidad administrativa, producto de no tener unos instrumentos normativos claros, inclusive cuando se tienen instrumentos”, sostiene.

Puso como ejemplo, el caso de la Torre de Plata en el sector de Los Cacicazgos, que empezó a construirse sin los permisos correspondientes del Ayuntamiento del Distrito Nacional ni del Ministerio de Obras Públicas, y que sólo la movilización y empoderamiento de los vecinos pudo paralizar su construcción.

Rancier añade que hay que cimentar una voluntad en los tomadores de decisiones para que entiendan que las normas y reglas hay que cumplirlas para bien de todos. “Hasta que no rebasemos esa respuesta clientelar política va a ser muy difícil poner orden en una ciudad que cada día se vuelve más caótica”.

“Cada edificio se ha constituido en obstáculo”

Domingo Contreras, quien recientemente ha manifiesta sus aspiraciones para ir tras la nominación por la Alcaldía del Distrito Nacional por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ha abrazado la verticalización de la ciudad como uno de sus temas de campaña y un desafío que entiende no puede esperar.
“Cada edificio que se construye en el Distrito debería ser una oportunidad para tener infraestructura de acera de calidad, y de arbolado de calidad, sin embargo, hoy la falta de una autoridad y de control y disciplina urbanística está haciendo que cada edificio, cada construcción se constituya en un nuevo obstáculo que impide el uso de la ciudad”, criticó.

Las autoridades responsables de regular las construcciones en el Distrito Nacional son el Ayuntamiento y el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC). Al final del proceso de presentación de los planos técnicos y de una serie de estudios solicitados, el Cabildo emite una Certificación de Uso de Suelo autorizando las alturas, linderos y actividades aprobadas. Luego de este proceso, el Ministerio de Obras Publicas y Comunicaciones (MOPC) emite una licencia de construcción que valida el inicio de los trabajos.

30,000
pozos filtrantes Se han construido en el Distrito ante la falta de alcantarillado pluvial y sanitario.

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