De los encuentros binacionales entre Haití y República Dominicana, en medio de la crisis de aquellos días, surgió la idea de incorporar a las fuerzas productivas al diálogo, como testigos y contribuyentes desde una perspectiva diferenciada en la búsqueda de mejores caminos para el avance económico y social.
En medio de aquella tensión, arrimar hombros de gente de empresa en la isla fue una buena idea. Y los acuerdos generales orientados a identificar determinados polos para el desarrollo de modelos de gestión de negocios o empresas productivas no podían ser mejores. Los escenarios inevitables tenían que ser primero que nada los 365 kilómetros que traza la línea divisoria entre las dos naciones.
Se trató de un compromiso paralelo o al margen, pero obviamente en el contexto de la colaboración, el intercambio y la cooperación.
Antes de que eso ocurriera empresarios dominicanos preocupados por la sostenibilidad y la habitabilidad fronteriza, venían trabajando para contribuir desde su óptica a la mejoría de la economía en esa franja. De hecho, ya habían desarrollado alguna experiencia con resultados.
De acuerdo con informaciones suministradas por Gustavo Montalvo, ministro de la Presidencia, ha habido un seguimiento y los empresarios comprometidos han avanzado en el propósito de impulsar proyectos de impacto a ambos lados de la frontera.
Mediante la Iniciativa Empresarial Quisqueya podría producirse un cambio en esa región de un impacto que pocos podrían imaginar, en un amplio espectro de los procesos que se desarrollan en la isla. Eso sólo es posible si la colaboración se materializa en un ambiente constructivo, como viene ocurriendo últimamente.
En efecto, vemos que el intercambio comercial se ha avivado significativamente, y los lazos de cooperación en seguridad ciudadana y en salud colectiva se fortalecen.
Satisface que haya seguimiento y que se estén materializando los propósitos anunciados en la Declaración de Juan Dolio, donde empresarios de Haití y República Dominicana asumieron el propósito de trabajar conjuntamente para mejorar el comercio e impulsar proyectos que modifiquen las condiciones de vida a ambos lados de la frontera, y por extensión, en las dos naciones. l
