Cuidemos el agua

Desde hoy las lluvias disminuirán después del paso de la tormenta Cristóbal, cuyas aguas pusieron fin a la fuerte sequía que azotaba al Gran Santo Domingo, la región Sur-Central, el Este y el Nordeste de la República, las regiones más beneficiadas.

Desde hoy las lluvias disminuirán después del paso de la tormenta Cristóbal, cuyas aguas pusieron fin a la fuerte sequía que azotaba al Gran Santo Domingo, la región Sur-Central, el Este y el Nordeste de la República, las regiones más beneficiadas. Lamentablemente, aunque llovió también en la cordillera Central, la cuenca del río Yaque del Norte y algunos de sus afluentes no recibieron los caudales deseados. En esa zona, el agua seguirá escasa.

Cristóbal dejó caer sus aguas sobre una buena parte del Suroeste, especialmente en Azua, algo en San Juan de la Maguana, Pedernales y la cuenca del Lago Enriquillo. Es decir, que estas lluvias han aliviado regiones que estaban carenciadas, tanto para el consumo humano como para la explotación agropecuaria.

Ya en Santo Domingo, San Cristóbal y Peravia la sequía se había atenuado, pero persistían muy bajos niveles en los embalses de Jigüey-Aguacate y Valdesia. Aunque todavía están por debajo de los niveles deseados, los recaudos aliviarán la situación a los agricultores banilejos. En el Distrito Nacional y los municipios Santo Domingo Oeste, Los Alcarrizos y Pedro Brand, los moradores tendrán mejorías. El sistema Manoguayabo-Haina, Mana-Duey desde el paso de la tormenta Bertha, el domingo 10 de agosto, se ha estado recuperando.

En Santo Domingo Oriental, si bien fue castigado por la sequía, en medio de las precariedades, los sistemas sobre el río Ozama (Barrera de Salinidad) y el bombeo de Mata Mamón y Los Marenos, lo mismo que el Brujuelas-Casuí, permitieron sobrellevar un período crítico.

Falta ahora que llueva hacia Santiago, Norte y el Noroeste, especialmente en los sistemas montañosos, para que los agricultores puedan mejorar sus capacidades de explotación de la tierra y los vecinos cubran sus necesidades.

Como puede verse, dependemos, para una vida llevadera, de las aguas, de las que caen y de las que estamos en capacidad de almacenar. Sólo cuando escasea comprendemos qué tan importante es este recurso.

Ahora que ha llovido nos olvidamos de su valor. Cuidemos el agua.

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