El necesario aumento salarial

Alguien me expresaba, citando a Milton Friedman, que el salario mínimo impide a muchas personas obtener un empleo.

Alguien me expresaba, citando a Milton Friedman, que el salario mínimo impide a muchas personas obtener un empleo. Me habló de que su vigencia hasta puede reducir la competitividad e incrementar la inflación. Naturalmente, no estuve de acuerdo con sus planteamientos, aunque reconozco que para decidir hay que tomarlos en cuenta.

Al día siguiente el presidente Danilo Medina habló claro con relación al salario promedio de los dominicanos. Cito: “La gente con el nivel de ingresos que tiene no puede llevar una vida digna, a nivel de las principales economías mundiales, no pueden, por eso es que la gente siente que todo está caro. Con 10 mil pesos no se vive en este país. Más del 68% de las personas que tienen salarios, no ganan 10 mil pesos, más del 80% de la gente que tiene un salario no gana 15 mil pesos”.

El salario, según nuestro Código de Trabajo, es la retribución que el empleador debe pagar al trabajador como compensación del trabajo realizado. Esta palabra proviene del latín salarium, la que a la vez se deriva de sal, porque en la antigüedad a algunos trabajadores se les pagaba con sal.

¿Y cuánto necesita una familia para vivir dignamente? El Banco Central, para el 2013, estableció que la canasta familiar promedio era de 26,855.21 pesos al mes. Ahora debe ser un poquito más. Se incluye 305 bienes y servicios que representan el 90% del consumo de los hogares dominicanos, al igual que los gastos alimentación, transporte, vivienda, salud, educación y telecomunicaciones.

Nos encontramos con una seria disyuntiva: los trabajadores necesitan urgentemente un sustancial aumento del salario mínimo y los empleadores, en su mayoría, alegan que no están en condiciones de hacerlo. Dicen que los empresarios desean verse libres del gobierno cuando prosperan, pero protegidos cuando les va mal.

Eso sí, tampoco podemos esconder la realidad: hay cientos de pequeños y medianos comerciantes que apenas subsisten, donde los ingresos del dueño a veces son inferiores al salario mínimo. También hay empresas medianas y grandes que tendrían dificultades para aumentar el salario en base a las necesidades de los trabajadores. Se requiere buscar un justo equilibrio.

Es tiempo de convocar el diálogo tripartito (gobierno, trabajadores y empleadores), el cual ha sido efectivo cuando este tema ha sido discutido. En las relaciones laborales el trabajador es el principal protagonista, pero también hay que pensar en el empleador, con los problemas que le afectan. El aumento del salario mínimo debe beneficiar al primero sin afectar mucho al segundo.
Danilo Medina fue preciso. Esperemos que los demás actores asuman con responsabilidad sus deberes, e inicien las conversaciones para mejorar la calidad de vida de nuestros trabajadores.

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