Por alguna razón que no se entiende, el Presidente Danilo Medina dejó que llegara a sus manos el conflictivo tema de Loma Miranda. Más que una “papa caliente”, era una especie de “bomba”, que tuvo que desactivar él mismo, con los riesgos políticos que esto implicaba. Se entendía que otros, en este caso, los congresistas, podían hacer esa labor, pero no fue así. No se puede calcular la magnitud del daño, pero así de pronto, parecería que marca el final de la prolongada luna de miel que mantenía el mandatario con una gran parte de la sociedad. Es cierto que muchos, o casi todos los que dicen estar “decepcionados” con Medina no votaron ni votarían por él, ni por su partido. Pero era más cómodo gobernar con el “respaldo” de esos sectores. El Presidente se la jugó, y se puede decir que ahora comienza una nueva etapa de su gestión.
Le tomaron la palabra
Miranda es, sin dudas, el tema más conflictivo que ha tenido que manejar el Presidente. Comparativamente, lo de Barrick era “una papita”, sobre todo porque con ese tema logró el apoyo de la población y luego actuó, pero ahora sucedió lo contrario. Con razón o sin ella, gran parte de la sociedad se convenció de que Loma Miranda debía ser parque nacional. Los legisladores hicieron suyo “el clamor del pueblo”, y le tomaron la palabra al Presidente, quien había dicho en más de una ocasión que el asunto estaba en manos del Congreso.
La lección
Cualquiera diría que fue un ejercicio normal en un sistema donde impera el principio de la separación de poderes. Sería bueno creerlo, pero no se sabía que el país, de repente, había avanzado tanto institucionalmente. Algo falló, y de seguro servirá de lección…
