Libre competencia

En el país hay muchos problemas. Algunos merecen algunas iniciativas, y se hace algo.

En el país hay muchos problemas. Algunos merecen algunas iniciativas, y se hace algo. Otros se quedan congelados en el tiempo, aunque a veces llegan a la mesa pública. Uno de esos es el transporte de carga, un monopolio en manos de un grupo de personas que impone tarifas sin que haya libre concurrencia.

Los empresarios y personas particulares que requieren de la transportación de cargas sufren y se ven compelidos a pagar altas tarifas por esa falta de competencia que impone la todopoderosa Federación Nacional de Transporte (Fenatrado).

Es una lástima que los gobiernos no incluyan el transporte de carga entre sus prioridades y que se lo hayan dejado a unos cuantos, con todas las implicaciones, cuando se trata de una materia que tiene que ver con las políticas públicas.

Es un servicio muy vinculado a la seguridad y al desempeño de las funciones públicas y el gobierno, como administrador del Estado, debe garantizar que sea abierto, competitivo, seguro y confiable, y que no esté a merced de un reducido número de personas que impiden, incluso por la fuerza, la libre concurrencia, en violación del artículo 50 de la Constitución.

Se dice: es una cuestión compleja. Es verdad, lo que no significa que se deje en el olvido. No se pretende que quienes manejan el negocio sean eliminados. No. Lo que se requiere es que otros puedan entrar y que las empresas y personas tengan derecho a transportar sus mercancías sin que en una esquina aparezca una banda que les destruya el vehículo o que mate al conductor.

Los hechos ocurridos en la terminal Caucedo, por el enfrentamiento de Fenatrado con una asociación de choferes de Boca Chica, son ilustrativos de lo que está pasando. Los transportistas de ese municipio se desafiliaron de Fenatrado y ese hecho los convirtió en parias. Ya no pueden ofrecer el servicio de transporte. No puede ser.

Y no hablamos de los privilegios y las exoneraciones recurrentes con que se benefician ni a las formas poco transparentes con que administran una sociedad comercial en la que han convertido la federación.
Urge abrir ese negocio a la competencia.

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