Jóvenes y futuro

Acabamos de descubrir que la República tiene al menos medio millón de jóvenes que no estudian ni trabajan (nini). Ahora vemos una versión actualizada pero en el mismo sentido que los llama “sin sin”, es decir, sin competencias y sin oportunidades.

Acabamos de descubrir que la República tiene al menos medio millón de jóvenes que no estudian ni trabajan (nini). Ahora vemos una versión actualizada pero en el mismo sentido que los llama “sin sin”, es decir, sin competencias y sin oportunidades. Como queramos llamarlos, estamos ante una inquietante realidad que afecta a muchachos que no han completado una formación académica, sea técnica o profesional del tipo tradicional, lo que adiciona una carga más a la pesada problemática nacional.

La situación de ese segmento poblacional fue objeto de discusión durante el XVIII Congreso Internacional “Aprendo 2014”, celebrado en el país y organizado por Acción Empresarial por la Educación (Educa) y el Banco Popular Dominicano, con la participación de expertos en educación, nacionales y del resto de América. El congreso se centró en los jóvenes, su acceso a la educación, al empleo y su porvenir.

El tema capital es cómo buscarles oportunidades a esas personas, entre quienes se pueden anidar tantas frustraciones, toda vez que no tienen el entrenamiento que las califique para insertarse en el mercado laboral. En algunos casos ni siquiera han podido iniciar o completar la formación básica.

Los especialistas plantean como una de las opciones la prolongación o permanencia en las aulas para capacitarlos más y prepararlos para el mercado laboral.

No hay que perder de vista, que un número tan importante de ciudadanos con esas limitaciones, que los condenan a la marginalidad, plantea serios retos con implicaciones de orden público.

En esa perspectiva, el gobierno, que está al tanto de esta cuestión, debe considerar medios para atenuarla.

Es un asunto que debe preocupar a todos y qué bueno que los empresarios lo han colocado en su agenda, ya que concierne no sólo al Estado, sino a toda la sociedad, y quiénes más que el sector productivo para propiciar medios para la incorporación de esas personas a una vida digna.

Si observamos la tendencia del crecimiento vegetativo de la población, y al mismo tiempo, que un alto porcentaje de la generación del futuro está quedando al margen del progreso, hablamos de un modelo social preñado de amenazas e incertidumbres. 

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