Autoridad y desorden

El ambiente de libertad, que la gente transite sin temor a ser registrada arbitrariamente, o detenida, y que además hable y diga lo que piensa, con la certeza de que en forma alguna será reprimida, es una ganancia de la democracia. Es…

El ambiente de libertad, que la gente transite sin temor a ser registrada arbitrariamente, o detenida, y que además hable y diga lo que piensa, con la certeza de que en forma alguna será reprimida, es una ganancia de la democracia.

Es lo que hemos ido construyendo durante tantos años en los cuales muchas personas cayeron en el camino, precisamente para alcanzar lo que hoy tenemos de sobra, tanto que en alguna forma está dañando.

Vivimos un período en que se deja hacer y pasar todo, hasta que los particulares pretendan resolver sus diferencias más allá de lo que permite la convivencia y singularmente afectando a terceros mediante el desorden en las vías públicas, incluso con violencia y muertes.

Los hechos de Las Terrenas, donde fallecieron dos personas, por un conflicto en una compañía privada que arrastró a la población, los choques entre empresarios o negociantes del transporte en Andrés, Boca Chica, que viene de lejos y era previsible, ¿tenía que permitirse que degenerara así?

Eso no puede ser. Las autoridades, y no hablamos ahora sólo de la Policía, sino de los responsables de la seguridad ciudadana, la Procuraduría General de la República, Interior y Policía y la misma Presidencia de la República, no pueden dejar que los conflictos entre terceros terminen en caos, y peor aún, en muertes.

Es una manera algo laxa de ejercer la autoridad, dejando la impresión de que las autoridades temen actuar, o de que no disciernen entre lo que pudiera ser el derecho y las libertades individuales y el comportamiento al margen de la ley, y son desbordados los espacios que se computan como bienes colectivos que todos debemos respetar.

No sabemos si estamos expresando claramente nuestra inquietud. Como tenemos dudas lo vamos a decir abiertamente: hay la percepción de que la indiferencia, la dejadez, la blandenguería y la debilidad propicia el irrespeto a las normas legales.
Y más que a las leyes, a los llamados a hacerlas cumplir. Y no es que pretendamos que vuelva el imperio de la represión y del miedo, sino del orden, para que prevalezca la paz pública.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas