Una promesa de venganza cobró cuatro vidas en San Cristóbal

Yerle Aneurys Heredia Félix (Morao), había prometido vengar la muerte de su amigo. Los sentimientos a flor de piel revivieron viejos rencores y la madrugada del pasado lunes salió a saciar su sed de venganza y mató a cuatro personas.

Yerle Aneurys Heredia Félix (Morao), había prometido vengar la muerte de su amigo. Los sentimientos a flor de piel revivieron viejos rencores y la madrugada del pasado lunes salió a saciar su sed de venganza y mató a cuatro personas.La tragedia ocurrió siete días después del entierro de Chester Hugo Mancebo, de 18 años, quien murió el domingo 11 del presente mes, tras ser impactado por un disparo mientras se trasladaba, junto a Heredia Félix, en un motor, en la comunidad de Yaguate.

Una apuesta sin pagar de una carrera de motores provocó la muerte del joven Mancebo, conocido como el Pollito, y las heridas en un brazo a Heredia Félix.

Fue motivado por el resentimiento, que implantó el terror en San Cristóbal y en un intervalo de pocas horas mató a tiros a Luis Villar Tejeda (Luisito), de 30 años; José Altagracia Pinales (Chiva), de 34; Maicol Manuel Brea Figueroa, de 21 y el cabo de la Policía Ricki Gabriel Agüero.

Familiares y amigos lo defienden

En su furor hirió al sargento Cristian del Orbe Jiménez, y a los civiles Anastasio Antonio Recio y Héctor Elpidio Nere Lorenzo (Mata Mulo), bañando de sangre los sectores, Villa Progreso y Villa Liberación en San Cristóbal.

En la tarde del lunes, en plena acera, se pegó un tiro en la cabeza, y murió a la siete de la noche mientras era atendido en el hospital Ney Arias Lora.

Quienes lo conocían manifestaron que la mayoría de las personas que mató, en algún momento tuvieron rencillas con él, las cuales nunca olvidó, y embriagado por el dolor, perdió el control.

Su cadáver llegó a las 3:00 de la tarde de ayer a la calle C del barrio Moscú, en San Cristóbal, donde fue recibido en medio de llantos y el hermetismo de sus familiares.

Luego de negarse a hablar a la prensa, Elizabeth Lorenzo, madre de “Morao”, abrió sus brazos y gritó “mi hijo no tenía un mal corazón, no sé que le pasó ese día que se volvió un monstruo. Mi niño no era un vendedor de drogas, como han dicho, era que no le gustaban los abusos”.

Ahogada en su dolor expresó “mi hijo nunca fue a un punto de drogas, pero no era pendejo, no se dejaba dar de nadie y se encontraba en problemas por defender a sus amigos”.

Con seguridad, la mujer que para comprobar lo que decía solo había que salir por el barrio y preguntar.

Heredia Félix se dedicaba a preparar motores para carrera, murió a los 26 años y dejó cuatro hijos en la orfandad. Sus restos mortales serán sepultados hoy en el cementerio de San Cristobal. 

Pensaban que se había olvidado de lo ocurrido

Todos creyeron que Morao se había olvidado de la riña que tuvo con Maicol Manuel Brea Figueroa, de 21 años. Ya que a dos años del conflicto compartían palabras, pero esa madrugada, según narra Gertrudis Herrera, madre de Maicol, “mi hijo estaba comprando una cena y fue a saludarlo y él le dijo: tú me la debes, y lo mató. Brea Figueroa dejó una mujer embarazada. La Policía declaró que el Morao tenía dos fichas por robo y una por homicidio.

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