Dican y la Administración

Desde el punto de vista del conocimiento, ¿en qué estadio se hallará la República Dominicana? La pregunta es sencilla, simple, pero la respuesta no. No la tenemos. Pero la interrogante es válida para hacer el siguiente ejercicio:La…

Desde el punto de vista del conocimiento, ¿en qué estadio se hallará la República Dominicana? La pregunta es sencilla, simple, pero la respuesta no. No la tenemos. Pero la interrogante es válida para hacer el siguiente ejercicio:

La Policía ha sido estremecida por el robo de más de mil kilos de cocaína en la Dican, el departamento especial creado dizque para perseguir el micro tráfico, pero ha sido penetrada por el crimen organizado. Esa afirmación concuerda con otras denuncias (Dajabón y Hato Mayor), donde los policías se involucraron en actividades ilícitas. No es la primera vez que eso ocurre.

El hecho acrecienta el descrédito de la Policía y aumenta la desconfianza de la ciudadanía. Este planteamiento molesta. La realidad es dura y dolorosa, pero los hechos hablan solos.
Lo que ha ocurrido sin embargo no conlleva a un deterioro de la imagen del gobierno. ¿Por qué ante un escándalo tan grande en una agencia del Estado, bajo la autoridad del Ministerio de Interior y Policía y la Procuraduría General de la República no resulta perceptible algún deterioro de la imagen del poder principal?

¿Es tan inteligente la población que discierne claramente que una cosa es la Policía y el Ministerio Público y otra es el poder central; forman o no parte del mismo poder?

Imaginamos, sólo imaginamos, porque no contamos con los instrumentos para averiguarlo, que la imagen positiva del Presidente es tan fuerte que la población la ha situado por encima de todo. Esa favorabilidad es transferida –seguimos imaginando- al gobierno central que tampoco se ve sometido a crítica por la grave situación de la Policía y los fiscales del Ministerio Público, que con alguna frecuencia han sido denunciados sin consecuencias.

Pero eso puede ser hasta un día. La copa se puede llenar. Aparentemente, por ahora la población discrimina entre el poder público central y una de sus agencias. ¿Y mañana? Lo de la Dican es una cuestión de la justicia, pero lo es también del gobierno.

Necesariamente la Administración tiene que mandar mensajes más contundentes frente a un hecho tan bochornoso como ha sido ese de la Dican.

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