Laboquidom: empresa público-privada de éxito

En el kilómetro 6 1/2 de la avenida Independencia, de la capital, hay una empresa donde la actividad comienza temprano.

En el kilómetro 6 1/2 de la avenida Independencia, de la capital, hay una empresa donde la actividad comienza temprano. Tiene muchas áreas restringidas para quien no está autorizado, pero los cristales transparentes y bien cuidados permiten ver el movimiento y la labor de algunos de los expertos.

Los cuidados extremos para pasar de una zona a otra no son antojadizos, son parte de las normas que tiene el Laboratorio Químico Dominicano, S.A (Laboquidom), una empresa público-privada fundada en 1953 que tiene una importante presencia a nivel nacional con productos líderes en el mercado, como analgésicos, antiflamatorios, antitusivos mucolíticos, cardiológicos, gastroenterológicos y del área de la ginecología y otras especialidades. Entre ellos figuran: Fendramín Expectorante, Fendramín Sueño, Fendramín Antigripal; Diclofenac, Complejo B; Albendazol, Afolín, Ranitidina, Metronidazol, Dramidon, Alendronato, Loratadina y Leche de Magnesia, entre otros. Así como gotas oftalmológicas y nasales.

La venta de esos y otros productos en el sector privado fue récord en el 2014, cuando se miran las cifras de los últimos 17 años. Se trata de ventas que superaron los RD$115 millones, como resultado de la penetración de productos populares, de precios asequibles a todo el público. La media de venta normal antes de 2014 se situaba entre los cinco y seis millones de pesos por año, calcula el gerente de Mercadeo y Ventas, Fernando Padovani. La historia del Laboquidom es una suma de 61 años. Un tiempo que según el funcionario, ha permitido trazar una ruta de éxitos. “Gracias a la trayectoria de honestidad y capacidad de sus fundadores y los que le siguieron, Laboquidom está posicionado como una de las empresas más importantes en su rama en República Dominicana y cubre todo el territorio nacional, representado por un equipo de visitadores a médicos y agentes de ventas”, dice Padovani.

En una conversación con elCaribe, que acudió a las instalaciones del laboratorio a conocer lo que éste hace, Padovani, junto al administrador general, Mauricio Espinosa, indica que la institución cuenta con un staff de profesionales acorde con lo que exige el mercado farmacéutico y con una existencia de productos para todas las especialidades.

El laboratorio tiene unos 150 empleados, es decir, que se si calcula que por cada persona hay cinco dependientes en el hogar, entonces los beneficiarios son unas 750 personas. Los productos que se elaboran compiten en costo con los que oferta Promese/Cal, pues son de tipo económico. Son productos que los puede consumir la clase media baja, sin que los precios sean un problema. En principio, Laboquidom fue el resultado de una inquietud surgida en algunas personas, relacionadas, la mayoría con la medicina, de suplir una necesidad a un costo y con calidad adecuada, más la decisión del gobierno de Rafael Trujillo de crearlo. En esa época, el mercado nacional se limitaba a la importación de medicamentos, sustentado en prácticas comerciales trazadas por multinacionales. Entre los fundadores de Laboquidom figuran José Soba (médico); Heriberto Pieter (médico); Manuel Sánchez (médico); Gilberto Gómez (médico), Carlos de Moya (farmacéutico); Francisco Martínez Alba (comerciante); Manuel Imbert (comerciante), y José Armenteros y José Manuel Bello, ambos también comerciantes.

Un negocio mixto y exitoso

Laboquidom, según rememoran tanto Mauricio Espinosa como Fernando Padovani, fue quizás uno de los primeros negocios mixtos que tuvo el Estado.
Alrededor del 64% es de propiedad estatal (vía el Instituto Dominicano de Seguros Sociales) y la otra parte es privada, pero no de un grupo específico sino de distintos inversionistas. Hay entre 96 y 100 accionistas en la empresa.

“El Gobierno tiene un enfoque claro sobre la importancia de este laboratorio en la salud. De los productos nuestros la persona que los usa una vez los sigue usando. Usted llega a cualquier clínica costosa y productos como Fendramín tienen mucha acogida”, apunta Padovani.

Tomando en cuenta que el Gobierno tiene la mayor parte de las acciones en el laboratorio en cuestión se asume que las instituciones estatales que manejan medicina se suplen de él. Sin embargo, el gerente de Mercadeo y Ventas sostiene que en la práctica no es del todo así.

“En el sector público vendemos al Seguro Social y a Promese, pero que quede claro, en Promese nosotros competimos igual que cualquiera. Y si no tenemos precios y calidad no ganamos. En ese caso, no hay ninguna preferencia con nosotros”, indica.

Mientras, la gerente de Producción, Jacqueline Nerys, sostiene que los volúmenes de productos han crecido porque antes no se concursaba para suplir a Promese. Retomar la práctica fue positivo. El laboratorio no se detiene en su interés de ser más competitivo, por eso realiza mejoras en su estructura y compra nuevas maquinarias. La inversión de los últimos dos años implica unos 30 millones de pesos, en vehículos, equipos e infraestructura, calcula Espinosa.

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