Bájense de esa nube

Los diputados del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) aprobaron una versión de la ley de partidos que ha desatado el repudio de la oposición y de instituciones acreditadas de la sociedad civil.Muy puntualmente la Fundación Institucionalidad&#823

Los diputados del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) aprobaron una versión de la ley de partidos que ha desatado el repudio de la oposición y de instituciones acreditadas de la sociedad civil.

Muy puntualmente la Fundación Institucionalidad y Justicia declara que los diputados peledeístas excluyeron aspectos cardinales, contenidos en la propuesta de la Junta Central Electoral (JCE), como los siguientes:
“…La obligación de los partidos de informar de quiénes son sus donantes privados, rendir cuentas de la gestión de los fondos del pueblo que reciben vía la Ley de Financiamiento Público, garantizar elecciones internas basadas en el voto libre y secreto de sus miembros y respetar el debate democrático y el debido proceso de ley en sus controversias internas”. La Fundación Justicia y Transparencia y Participación Ciudadana hacen parecidas observaciones.

En verdad, no deja de sorprender el proceder de la mayoría del PLD, una organización que se define progresista y que sin embargo niega principios muy propios de la democracia y la competencia justa.

¿Por qué tiene el PLD que resistirse a instituir una norma igual para todos, de informar quiénes son sus donantes privados, rendir cuentas de la gestión de los fondos que reciben de financiamiento público, garantizar elecciones internas basadas en el voto libre y secreto y respetar la democracia interna? Eso es negar las esencias en que se fundamenta esa entidad. Hacerlo ahora es no tener el más mínimo sentido político.

Otra cosa. No es posible que los diputados peledeístas pretendan aprobar una ley de partidos sin el concurso de la oposición. Es un absurdo. La ley de partidos no puede ser tal si no es resultado de un consenso, porque su propósito es precisamente la regulación de la actividad política y los partidos son el medio de desempeño de dicha práctica.

El embriagante influjo del poder es enloquecedor. Ni siquiera permite percibir que están afilando cuchillo para su garganta. Esos diputados actúan como si fuesen a ser poder toda la vida, sin tener en cuenta que quienes gobiernan hoy pueden ser oposición mañana.

Señores, “bájense de esa nube y vengan aquí a la realidad”.

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