La veda: un doloroso llamado de atención

La noticia de que, en razón de la detección de una plaga, la llamada mosca de la fruta o del Mediterráneo, el gobierno de Estados Unidos introdujo una veda a sus importaciones de un conjunto de frutas y vegetales producidos en la República Dominicana&

La noticia de que, en razón de la detección de una plaga, la llamada mosca de la fruta o del Mediterráneo, el gobierno de Estados Unidos introdujo una veda a sus importaciones de un conjunto de frutas y vegetales producidos en la República Dominicana ha causado conmoción en el sector agrícola y exportador. Entre los productos prohibidos destacan aguacates, mangos, pimientos y tomates.

En honor a la verdad, el peso de esos productos en las exportaciones totales de bienes del país es reducido. En 2013 alcanzaron unos US$310 millones, lo que representó algo menos del 4% de las exportaciones totales, y hasta septiembre de 2014 superaba los US$290 millones, lo que apunta a que, al cerrar el año, el valor total pudo haber sobrepasado los US$ 350 millones.

Pero además, de los pocos más de US$300 millones exportados en 2013, cerca de US$170 millones fueron de bananos principalmente hacia el Reino Unido y otros países de la Unión Europea. Sólo unos US$100 millones se dirigieron a Estados Unidos, lo que equivale a 1.5% de todas las exportaciones de bienes. A su vez, dos productos explican el grueso de ellas: pimientos con cerca de US$40 millones y aguacates con unos US$20 millones, ambos afectados por la medida. Otros productos que se venden en ese mercado son mangos, bananos, tomates, y pepinos.

Por ello, la veda no implica una amenaza significativa para la economía del país porque el universo de las exportaciones efectivamente afectado es restringido. Sin embargo, eso no significa que la cuestión no sea importante. Por el contrario, lo es al menos por tres razones.

Primero porque se trata de una “estrella naciente” del comercio exterior dominicano, una promesa que estaba contribuyendo a cambiar el relieve exportador y a diversificarlo. En 2004, las ventas al exterior de frutas y vegetales eran de apenas US$82 millones, explicando sólo el 1.4% de las exportaciones, pero siete años después se habían más que triplicado alcanzando a representar más del 5%. En 2013, explicaron un 8% de las exportaciones agropecuarias totales. Como dice el “Perfil de las Exportaciones de Frutas y Vegetales” elaborado por el Observatorio Dominicano de Comercio Internacional (ODCI), “entre 2005 y 2013 (su) ritmo de crecimiento ha sido cuatro veces mayor al del promedio de las exportaciones totales”.

De hecho, hay que indicar que las frutas y los vegetales fue uno de los pocos rubros ganadores con el DR-CAFTA. Era uno de los pocos donde persistían aranceles en los Estados Unidos que restringían las exportaciones y el acuerdo permitió reducir esas barreras. Más aún, la cooperación estadounidense y el gobierno dominicano pusieron empeño en lograr hacer que el país se convirtiese en un proveedor confiable, y promovió la organización de los productores y el mejoramiento de la calidad de la oferta.

Segundo porque es una actividad que contribuye a dinamizar la economía rural y a incrementar el ingreso medio en esos territorios, que es donde la pobreza es más extendida y más profunda. Los vegetales como los pimientos se suelen producir en zonas altas, precisamente donde la pobreza extrema tiene mayor incidencia. También los cultivos de aguacate se ubican en zonas medias. La economía de municipios seleccionados en provincias como La Vega, San José de Ocoa, San Cristóbal y Elías Piña.

Tercero porque es una actividad que aunque no genera mucho empleo en comparación con otros cultivos tradicionales, demanda de fuerza de trabajo un poco más calificada. Contribuye de esa forma, aún modestamente, a cambiar el perfil laboral rural, a demandar más educación y entrenamiento y a incrementar los salarios.

Pero lo más trascendente es que vuelve a llamar la atención de que muchos de los problemas de los sectores productivos no son los costos laborales o los impuestos sino la falta de bienes públicos indispensables y de políticas públicas que promuevan las buenas prácticas productivas, el aprendizaje tecnológico y el mejoramiento de la calidad. En la agricultura, el control sanitario y fitosanitario es una pieza vital.

El reciente informe del Banco Mundial sobre las exportaciones advertía sobre este grave problema que el uso de agroquímicos prohibidos o las plagas estaba afectando el acceso a varios mercados, especialmente Estados Unidos. Aunque se han logrado avances en este ámbito, el rezago parece grande, y también está afectando seriamente al café con la roya, y al banano con la sigatoka.

No debemos seguir empantanados pensando en cómo producir más barato sino cómo producir más y mejor. El caso de las frutas y vegetales es un doloroso llamado de atención. 

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas