Los trabajos útiles que pocas personas quieren hacer

Examinar cadáveres y matar una decena de animales por día a cualquiera puede generarle aversión. Pero si se traduce en dar con la causa de muerte para atrapar a un asesino o comer un plato de bistec no suena nada desagradable. Los patólogos…

Examinar cadáveres y matar una decena de animales por día a cualquiera puede generarle aversión. Pero si se traduce en dar con la causa de muerte para atrapar a un asesino o comer un plato de bistec no suena nada desagradable.

Los patólogos forenses y los matarifes (así le dicen a los que matan y descuartizan las reses) realizan trabajos que en la práctica muchos no querrán hacer, pero son indispensables para la habitualidad o para que un inodoro funcione, como el caso de los plomeros.

Aquí presentamos una corta lista de esta clase de trabajos, no sin reconocer que faltan otros más. En estas líneas sus protagonistas hablan con elCaribe sobre su quehacer, sus peores y mejores días y la satisfacción del deber cumplido, por más inverosímil que suene en algunos casos.

Son trabajos que la sociedad puede tildarlos de “desagradables”, pero alguien tiene que hacerlos y, a su vez, ganarse la vida de forma digna con ello.

Daury Moreno
Plomero, limpiador de pozos sépticos

“Lo más desagradable que me he encontrado en estos 15 años trabajando fue en un servicio para limpiar una planta de procesar tripas de pollo. Fuimos a succionar las tripas con uno de los camiones… Esas tripas crecieron, esa sangre con agua y tripas se duplicaron cuando estábamos succionando”, recuerda Moreno sobre su servicio más desagradable, pero no el más peligroso. Y es que hay riesgos en este oficio y como ejemplo Moreno menciona las sustancias tóxicas emanadas de máquinas industriales (como las lavanderías), donde los empleados se pueden intoxicar. “Se ponen como locos y hay que darle mucha leche”, sugiere ya con experiencia. De la simplicidad sale la satisfacción, según responde sobre su momento de grandeza luego de llegar a una casa donde “todo está desbordado”. “Cuando en cuestión de media hora uno resuelve la necesidad de esa gente es de las cosas que a uno lo llenan”.

Gerson Martínez Polanco
Matarife del Matadero Los Tres Brazos

“Yo como incluso con la mano llena de sangre”

Gerson Martínez está tan acostumbrado al matadero que puede alimentarse con las manos ensangrentadas. Este matarife de 42 años hace vida en este ambiente desde los 12 y actualmente, en un día promedio puede quitarle la vida a 10 animales agotando un proceso que él asegura es indoloro. “Para empezar puedo decir que el trabajo es desagradable, peor que cualquiera porque no todo el mundo quiere quitarle la vida a un animal. Nosotros lo hacemos por el tiempo que tenemos (trabajando) y ya estamos adaptados”, explica. Para él es una labor común, como cualquier otra. “Yo como incluso con la mano llena de sangre. Puedo agarrar cualquier cosa y comérmela, porque ya estoy acostumbrado”, argumenta.

Luis Navarro
Albañíil en un cementerio

“Yo estoy aquí para cumplir con mi trabajo”

Luis Navarro trabaja como albañil en el cementerio San Vicente de Paúl, en Santo Domingo Este. Es uno de los que elabora los nichos en la morada de fallecidos. “Yo estoy aquí para cumplir con mi trabajo. Si usted me paga para hacerle un trabajo yo tengo que cumplir con usted”, comenta sobre su labor. Eso sí, reconoce que cuando coteja los ataúdes se viven momentos de tristeza y como en cualquier otro trabajo, le ha tocado dar una mano: “Ahora estoy preparando un nicho de unos señores que me explicaron que no pueden para pagar el servicio y estaban tocando puerta por puerta. Son gente que no tienen dinero y les voy a resolver, son cosas que causan dolor ¿No crees?”.

Santos Jiménez Páez
Patólogo Forense

“Cuerpos descompuestos tienen mayor dificultad”

La labor de Santos Jiménez no es ni agradable ni buena, porque de antemano implica la muerte. “Los casos que ofrecen mayor dificultad son cuando los cuerpos están descompuestos y no por el hecho mismo de su descomposición, sino porque es más difícil obtener evidencias y muchas veces la causa de muerte ha desaparecido”, explica el director del Instituto Nacional de Patología Forense. En un día un equipo de patólogos puede examinar entre uno y dos cadáveres. Aunque su cercanía con los cuerpos lo asume sin mayor escándalo, reconoce que hay muertes más impactantes, “como un niño por violencia o cuando un adulto es torturado… Son muertes como horrorosas”, subraya.

Francisco Carrión
“Buzo” en el vertedero Duquesa

“Aquí han aparecido gente picada en saco”

Como “buzo” Carrión recoge sacos y en un buen día puede conseguir 500, para ganarse de RD$700 a RD$1,000, según su rápida cuenta. Allí se puede encontrar desde miles de pesos y armas hasta “gente picada en sacos”, que él mismo ha visto. “La basura es sucia pero nadie sabe… Yo lo más que he encontrado son RD$1,500, pero algunos han vendido hasta RD$100 mil en prendas”, cuenta. Para este hombre los días malos son de lluvia porque se ensucia más de la cuenta. “El hombre que no quiere estar en la calle haciendo vagabundería, tiene que hacer muchas cosas. Mira la edad que yo tengo (48 años) y gracias a Dios hasta ahora no tengo nadie que me señale con el dedo”, replica como forma de defender su búsqueda entre la basura. 

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