Ojo pelao, Luis

De mi buen amigo Luis Abinader siempre he manifestado que, al igual que solo unos pocos políticos del patio, es demasiado buena gente, talvez muy ingenuo, y por eso hay quienes tratan de llevarlo a encerronas en las que podrían descuartizarlo políticam

De mi buen amigo Luis Abinader siempre he manifestado que, al igual que solo unos pocos políticos del patio, es demasiado buena gente, talvez muy ingenuo, y por eso hay quienes tratan de llevarlo a encerronas en las que podrían descuartizarlo políticamente. Su figura joven, refrescante, armoniosa, conciliadora, no conflictiva, fue quizás uno de los componentes esenciales para que se impusiera en la competencia por la candidatura presidencial del PRM. Y buscar la unidad e integración de de todos los que están en el mismo tren, aunque no en los mismos vagones, es una muy buena acción, tanto para fines tácticos como estratégicos. Hasta ahí todo va bien. Pero Luis tiene que ser cuidadoso, talvez debería dormir como una guinea tuerta: con un ojo abierto y otro cerrado, porque hay quienes no le perdonan haberse impuesto a la última jauría paleontólitica del sistema partidista dominicano y apuestan a que tome el derrotero del fracaso, aunque HIPOcritamente (así, con esas dos sílabas iniciales en mayúsculas) le sonrían, lo salten y lo bailen. Con Abinader surge una nueva generación en el liderazgo político nacional y, le sonría o no el triunfo en las próximas elecciones, debe cuidarse de no dar la percepción de que es más de aquello, manejándose en los tramos que transcurren y vienen con pies de plomo, sin rechazar adhesiones pero no dejando la vanguardia ni la retaguardia a quienes se sotorríen solo con la posibilidad de la derrota, que sería para ellos la victoria, a manera de pensar con egoísmo. Luis debe y tiene que aplicar la consigna de Ramón Alburquerque: ¡Entren tó, co…, pero con el cuidado de asignar los rangos metódicamente, sin emociones, ni por sugerencias de doble filo e intención, porque no puede olvidarse que poner la iglesia en manos de Lutero no es buena filosofía para incrementar la feligresía y ejercer un buen pastoreo. Concluyo: A Luis que se cuide hasta de su sombra porque entró en una etapa decisiva de su brillante carrera política y los tiranosaurios y dinosaurios a quienes sembró con su triunfo, no son fáciles, nada fáciles…

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