Desafiante como siempre, Joseph Blatter rechazó ayer los pedidos para que renuncie a la presidencia de la FIFA y desvió la culpa por el inmenso escándalo de sobornos y corrupción que puso de rodillas al organismo rector del fútbol.“Nosotros, yo, no podemos monitorear todo el tiempo a todos”, dijo Blatter en sus primeras declaraciones públicas sobre la crisis, que arrojó serias dudas sobre su liderazgo en la víspera de una elección en la que aspira a su quinto periodo presidencial. Blatter insistió en que puede restaurar la confianza en el fútbol mundial tras un par de investigaciones por corrupción que han “avergonzado y humillado” a su organización y al deporte más popular del planeta.
“No podemos permitir que la reputación del fútbol y la FIFA sea arrastrada por el lodo por más tiempo”, comentó. “Debe detenerse aquí y ahora”. Blatter rechazó renunciar, como lo había pedido la UEFA a primeras horas de ayer, luego de las más recientes y severas acusaciones en sus 17 años al mando.
