¿Influyen las pelas en la educación de los hijos?

Cuántas veces hemos oído la expresión “¡a ese niño lo que le falta es una buena pela!”, expresada por adultos cuya educación de hogar se caracterizaba por el modelo autocrático cuya herramienta basal era el castigo físico, hoy cuestionado&#823

Cuántas veces hemos oído la expresión “¡a ese niño lo que le falta es una buena pela!”, expresada por adultos cuya educación de hogar se caracterizaba por el modelo autocrático cuya herramienta basal era el castigo físico, hoy cuestionado por educadores y psicólogos, quienes entienden que este modelo está enfocado en cumplir reglas sin dar explicaciones, donde impera el miedo más que el respeto y por el cual es fácil llegar al abuso con el pretexto de corregir.

Una cosa es cierta, los padres de hoy tienen muchas cosas en contra en comparación con los de ayer, debido al fácil acceso a la información y todo aquello que acontece a su alrededor y mas allá, producto de la internet. Los colegios que les enseñan sobre sus derechos y pocas veces sobre sus deberes en el seno del hogar.

Las autoridades les invitan a denunciar cualquier agresión, ya sea esta física o mental, parida de sus progenitores. En fin, el escenario que se presenta, repleto de tantos ingredientes algunos encontrados, puede confundir tanto a padres como a hijos. Así también, los padres de hoy, por diferentes motivos, guardan poca similitud con los de ayer.

Hoy, un gran porcentaje de los hijos crece en un hogar monoparental, fruto del divorcio. Décadas atrás, eran minoría. El talón de Aquiles para muchos en la educación de sus hijos porque son utilizados a su antojo cuando la relación de pareja sencillamente no funciona. Uno aprieta el otro floja. Esto confunde a los hijos, muchos de los cuales aprovechan la situación y los manipulan a ambos.
Antes, en cambio, la educación era coherente entre la pareja. Había una sola dirección y había que someterse a ella. Pero estaba bien claro lo que se podía y lo que no.

Existen varios modelos en la educación de los hijos, el autocrático, el democrático y el permisivo.

Para conocerlos a fondo entrevistamos a la psicóloga Vanessa Espaillat, quien reconoce que el modelo autocrático, caracterizado por el castigo físico que imperaba en la educación de los hijos décadas atrás, ha sido cuestionado.

“Hace unas décadas, el modelo más generalizado era el autocrático, que incluye el castigo físico; actualmente se aspira a llegar a un modelo democrático, pero vemos con mucha frecuencia el modelo permisivo, el cual tampoco es efectivo”, dice la experta en la conducta humana.

Explica que los padres autocráticos están más enfocados en que se cumplan las reglas, le dan más importancia a dar buena imagen.

“Los hijos no se sienten cercanos afectivamente a los padres, responden a las reglas por miedo a la autoridad, la cual sienten desproporcionada. El tono de voz de los padres, sus gestos son fuertes al igual que sus castigos. Estos pueden incluir el castigo físico”, abunda Vanessa.

Además, continúa, cuando un niño recibe castigo físico muy frecuente, éste deja de tener efecto como modelo de corrección, ya que “no ayuda a que internalice las normas, pues hace lo correcto por miedo al castigo”.

¿Y qué de los padres permisivos?
Los padres permisivos son dialogantes, hacen explicaciones interminables a los hijos de por qué deben seguir la reglas establecidas. Son inconstantes y no aplican consecuencias si los hijos no siguen las reglas. Dan muchos consejos, los hijos pueden dialogar con sus padres, pero terminan en una lucha de poder con ellos, pues no reconocen su autoridad. No internalizan las normas por la falta de consecuencias establecidas.

¿Y los padres democráticos?
Los padres democráticos asumen lo mejor de los anteriores modelos, las reglas están claras y hay consecuencias si no se cumplen. Ambos padres están de acuerdo y dialogan con los hijos, reflexionan con ellos cuando van a establecer una regla. Después que dialogan y reflexionan con sus hijos, no vuelven a repetir lo que han dicho ni dan consejos. Si se viola la regla se aplica la consecuencia, sin maltratarlos verbal o físicamente como hacen los padres autocráticos. Los hijos se sienten cercanos afectivamente a sus padres y también reconocen su autoridad e internalizan las normas que les ayudarán a ser personas socialmente adaptadas. En este modelo el castigo físico es casi inexistente. Algunos autores dicen que la pela solo debe aplicarse si el hijo ha puesto en peligro su vida, y no como un modelo de crianza.

¿Cuáles son las consecuencias cuando se abusa de la autoridad en la educación de los hijos?
El maltrato físico y el abuso emocional, cuando se hacen castigos a través de descalificaciones y críticas que lastiman la autoestima de los hijos, necesitan parar. El abuso no es lo mismo que corrección. Un padre tiene derecho y es su deber corregir a sus hijos y guiarlos. Lo importante es que las medidas de protección a los menores no perjudiquen la jerarquía de la familia y que los hijos sepan que tienen derechos, pero también deberes en su familia, y conocer la diferencia entre un abuso y una corrección.

La permisividad, ¿hasta qué punto afecta a los hijos?
Los padres de hoy que siguen un modelo permisivo están confundidos, piensan que ser amigos de sus hijos los ayudará. Y los que siguen el modelo democrático, también pueden confundirse y terminar siendo permisivos. No ponen límites y consecuencias. Hablan y dan consejos y los hijos al final hacen lo que quieren.

El rol de los colegios, ¿cómo lo define? ¿Entiende que ayuda o desfavorece?
En el colegio les enseñan sus derechos, pero no sus deberes. En la casa tampoco en un modelo permisivo se les educa con consecuencia, por lo que no internalizan las normas. La mayor cuota es de los padres. La escuela refuerza lo que se enseña en el hogar. En la escuela pueden enseñar que los hijos tienen derechos y también deberes.

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