¡Ánimo!

El soberano decretó: “produzca la tierra… árbol que dé fruto según su género”, Génesis 11:1, y hasta hoy sucede. No obstante los extraordinarios avances tecno agrícolas para unir variedades de plantas por el procedimiento llamado “injerto”, que mejora la producción extraordinariamente, no han podido crear una especie nueva, sólo modificar el fruto de la planta “patrón”. Por un asunto de compatibilidad, las conexiones vasculares entre las especies no son factibles, por ello un banano no puede injertarse a un naranjo. Otra forma de comprobar la mano perfecta del creador al establecer normas y límites insobornables. Dios desde la semilla conoce el fruto, también tu potencial y la esencia de tú corazón; sabe qué esperar de ti. No será como el hombre dijo, será exactamente como Él lo concibió. ¡Ánimo!