Un viaje necesario

Bien ha hecho el Gobierno dominicano con enviar una misión a explicar al Gobierno de Haití y a todos los embajadores acreditados en Puerto Príncipe, el contenido del programa de Regularización de Extranjeros que aplicó la República Dominicana.

Bien ha hecho el Gobierno dominicano con enviar una misión a explicar al Gobierno de Haití y a todos los embajadores acreditados en Puerto Príncipe, el contenido del programa de Regularización de Extranjeros que aplicó la República Dominicana.

Aunque el plazo del Plan concluyó hace hoy una semana y de que ha sido objeto de una amplia campaña de difusión y explicación ante gobiernos y organismos extranjeros, parece que necesita mayores exposiciones de parte del Gobierno dominicano.

¿Por qué más explicaciones? Sencillamente porque hay muchos oídos que parecen no querer escuchar.

Las versiones que han circulado en los últimos días de parte de personalidades, políticos, medios de comunicación y entidades extranjeras acerca de supuestas deportaciones masivas desde la República Dominicana hacia Haití, son simplemente expresiones dirigidas a crear un escenario adverso para el país, pues son inciertas.

El plazo del Plan terminó el pasado día 17, y el Gobierno concedió un período, libre de repatriaciones, para que los inscritos que tuvieran que completar el proceso, lo hagan. Con el simple papel de registro o inscripción tienen para no ser repatriados en el período de 45 días a partir de concluido el Plan. Por eso ningún ciudadano extranjero residente en territorio dominicano, en condición irregular, ha sido repatriado. Los que se han ido lo han hecho por voluntad propia, la mayoría de los haitianos han ido a buscar los papeles que su gobierno no les ha suministrado y sin los cuales no pueden completar el registro para regularizarse. Hablar de expulsiones masivas es mentir con el objetivo de distorsionar la realidad, para crear un ambiente internacional negativo hacia la República Dominicana, para regatearle al país los extraordinarios esfuerzos que ha realizado en procura de ejecutar un programa de regularización como pocos países en el mundo han hecho, afectando incluso sus exiguas finanzas públicas.

Ir a Haití a dar cifras y detalles del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros residiendo en la República Dominicana en situación irregular, es una misión necesaria, aunque con pocas posibilidades de éxitos, por los antecedentes. Pero había que hacerlo. Hay que decirle al mundo, y repetirlo cuantas veces sea necesario, todo el sacrificio de este país, asumido para ejecutar un plan en forma de respeto y procurando una convivencia armónica entre dos pueblos que, con idiomas y culturas diferentes, están llamados a compartir la misma isla.

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