El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) emitió unas declaraciones, que no hay otra manera de interpretarlas que no sea como una expresión de soberbia, con las ínfulas de un jefe regional en posibilidad hasta de recurrir al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) para “imponer el orden” en República Dominicana en materia migratoria, ante supuestas violaciones de los derechos de ciudadanos haitianos.
El señor Luis Almagro Lemes escogió el poco diplomático momento inmediatamente después de la intervención del canciller Andrés Navarro ante el Consejo Permanente para declarar que una misión de la OEA vendría a RD para “establecer un marco de asistencia y supervisar los procedimientos migratorios… Es imperativo cesar los movimientos migratorios forzosos”.
Deploramos los términos en que habla este ciudadano que fue elegido en ese cargo de manera unánime, en base a un cabildeo muy bien llevado que incluyó a la República Dominicana. No se supone que un secretario de la OEA actúe de manera unilateral, como un agente de un país, o de algunos países, contra la República Dominicana.
Y es una pena, porque si bien su carrera diplomática está muy marcada por la defensa de los derechos humanos, no puede ahora cebarse contra un pueblo que lo único que hace es brindar solidaridad a los haitianos, ofreciéndoles en su momento ayuda humanitaria y oportunidades de trabajo.
No se discute que sea solidario con Haití, como lo hizo sistemáticamente desde su posición de canciller de Uruguay, pero ahora es el secretario general de la OEA, y no puede instrumentalizarla contra la República Dominicana.
Es incomprensible que el hombre que propició que Uruguay impusiera visa de ingreso a los dominicanos, venga ahora a hablar de “fomentar los principios de la libre circulación de personas” en el mundo.
Almagro Lemes, como buen diplomático, no puede confundir su función conciliatoria como secretario general actuando desde una perspectiva sesgada.
Si bien el país debe recibir cualquier misión de la OEA, en forma alguna puede ser bajo el tono con que habla su secretario, después de los yerros históricos y las ofensas y agresiones que sufrimos bajo su patrocinio.
