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La Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña resguarda el tesoro bibliográfico del país, en ella se encuentran obras de importantes escritores dominicanos que son considerados glorias de la literatura Nacional.

La Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña resguarda el tesoro bibliográfico del país, en ella se encuentran obras de importantes escritores dominicanos que son considerados glorias de la literatura Nacional. Fue inaugurada el 28 de febrero de 1971 por el entonces presidente de la República, doctor Joaquín Balaguer, con la principal misión de reunir la producción intelectual del país y de aquellas, que de una manera u otra, se vinculan con esta nación.

El destacado arquitecto José Antonio Caro Álvarez fue el responsable de la construcción del edificio, en un terreno de 5, 600 metros cuadrados. El área abarca los jardines, calles marginales y espacio para el aparcamiento de vehículos. Se levantó con una inversión de un millón 200 mil pesos. El primer director de la Biblioteca Nacional fue el poeta y crítico de cine dominicano, Pedro René Contín Aybar. En la actualidad, la dirige Diómedes Núñez Polanco.

Con la fundación de la Biblioteca Nacional, crece el interés de formar personas para ofrecer a los visitantes servicios bibliotecarios con alta profesionalidad. Gracias a esto, la carrera de Bibliotecología toma mayor auge en el país.

Antes de que se instituyera esta “sede del saber”, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) era la institución responsable de almacenar el material bibliográfico del país. La Biblioteca Nacional es frecuentemente visitada por académicos que buscan documentarse para llevar a cabo investigaciones rigurosas.

Los fondos bibliográficos con que cuenta la Biblioteca Nacional, están gracia a la compra del Gobierno de bibliotecas particulares y colecciones. Se destacan las obras que pertenecieron a las bibliotecas Julio Ortega Frier, la más completa por su colección colombina, clásicos españoles y bibliografía haitiana; las bibliotecas Martínez Boog, y Federico Henríquez y Carvajal.

Las donaciones también han contribuido al fortalecimiento de la Biblioteca Nacional. A Venezuela se debe la Colección Editora Monte Ávila, Colección Editora Ayacucho, entre otras donaciones de países como Italia, Alemania Corea del Sur, China, Unión Soviética, Ecuador, Chile y Costa Rica.

Otros recursos para la obtención de obras es el Depósito Legal, que consiste en que cada autor deberá ceder tres ejemplares de cada obra publicada en el país.
El intercambio con otras bibliotecas internacionales también le ha permitido ampliar su material bibliotecario.

La Biblioteca Nacional atesora 236 mil volúmenes bibliográficos. En ella encontrarás material de consulta de distintos temas.

Los departamentos que la integran son: Asuntos Administrativos, Procesos Técnicos, Hemeroteca, Servicios Públicos, Bibliotecas Seccionales y Bibliografía Nacional.

Con su área de estudio infantil, la institución cultural también busca atraer e incentivar a los niños a la lectura a través de materiales didácticos y actividades recreativas.

Además, cuenta con una amplia hemeroteca, ubicada en el tercer nivel, donde se coleccionan periódicos y revistas que datan del siglo XIX.

Este departamento recibe y procesa, además, publicaciones oficiales como leyes, reglamentos, tratados internacionales e informes de diferentes organismos.
En esa misma planta se encuentra la Sala Juan Bosch. Se trata de la biblioteca personal del destacado escritor y político dominicano, cuyos escritos constituyen un legado literario a la nación.

La Biblioteca Nacional posee una sala de lectura y un espacio donde el visitante puede acceder a la computadora y hacer uso del internet.

El usuario, tiene a su disposición un equipo de personas capacitadas en la búsqueda especializada de temas científicos. Los contenidos solicitados pueden ser enviados por correo electrónico mediante escáner. Esto se hará bajo los requerimientos que establece la Ley de Derecho de Autor NO. 65-00.

En adición a los servicios bibliotecarios que ofrece la Biblioteca Nacional también se desarrolla una agenda cultural que busca promocionar la bibliografía dominicana.

“Es costoso mantener una agenda cultural en una biblioteca con el presupuesto que tenemos ( 12 millones de pesos anual). Las actividades culturales son costosas porque son gratuitas, precisó la encargada de gestión cultural, Carmen Rosa Estrada. Cada tres meses la institución invita a un escritor con el objetivo de que narre su experiencia como lector, quien será entrevistado por otro colega.

En el evento “Mi vida con los libros” han participado escritores de la talla de Marcio Veloz Maggiolo, premio Nacional de Literatura y Jeannette Miller.

Las efemérides literarias no pasan por alto en la Biblioteca Nacional. La última que se realizó tuvo lugar el pasado 29 de junio, en conmemoración al 131 aniversario del natalicio de Pedro Henríquez Ureña, destacado escritor y filósofo dominicano, cuyo nombre hace honor a la Biblioteca. Uno de los servicios más novedosos y exclusivo que ofrece la institución cultural es la de ofrecer a las personas con discapacidad visual herramientas que les permitan escuchar los libros de su preferencia.

Beneficios para no videntes

El programa, que traduce el documento digitalizado a voz, ya tiene cuatro años y según explica Maricela Molina, encargada del área técnica, ha sido de gran provecho para los estudiantes universitarios no videntes.

Según explicó Carmen Rosa Estrada, antes de hacer uso de cualquier documento, con los fines ya explicados, la Biblioteca Nacional pide autorización del autor del material.

En ese sentido, la directora de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, Célida Álvarez, describió el proceso de utilización de los documentos como ético.

Dentro de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña opera también la Biblioteca Pública Metropolitana Salome Ureña. La coordinadora del Sistema de Bibliotecas Públicas especificó que “la Biblioteca Nacional es la biblioteca central del Estado dominicano, y de acuerdo a la Ley 502-08 tiene la responsabilidad de asistir técnica y económicamente a todas las bibliotecas públicas del país”.

La encargada de áreas técnicas expresó el empeño que realiza la institución en conservar y divulgar la memoria escrita de los escritores dominicanos, por tal razón el nivel 2 (de cuatro) de la biblioteca está dedicado a la colección patrimonial dominicana.

En el 2007, la Biblioteca Nacional fue trasladada a la avenida Gregorio Luperón. Allí operó durante un periodo de cinco años a fin de remodelar su edificación. Los trabajos fueron concluidos en 2012 y reabrió sus puertas en su lugar de origen, la Plaza de la Cultura.

Maricela Molina
Nuestra razón de ser radica en la conservación y preservación del patrimonio bibliográfico de la República Dominicana”.

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