Las alianzas electorales se realizan en el país cada cuatro años, y últimamente, cada dos, por la separación de elecciones presidenciales de las municipales y legislativas. Pero cada diez años se produce una alianza electoral que involucra a dos de los tres principales partidos políticos. Al menos eso ha sucedido dos veces y está por ocurrir una tercera ocasión. El precedente se sentó con el Frente Patriótico, en el 1996. Era el proceso electoral en el que se estrenaba el esquema de la doble vuelta, establecido en la Constitución en la reforma de 1994. El PLD, con Leonel Fernández, logró derrotar, con el apoyo de Joaquín Balaguer y el PRSC, a un José Francisco Peña Gómez que había obtenido un 45.9 por ciento en la primera ronda, y se quedó corto en la segunda, alcanzando un 48.7. Las matemáticas, como había vaticinado Balaguer, no se equivocaron en ese proceso…
Alianza rosada y acuerdo lila
Una década después, en las elecciones legislativas y municipales del 2006, se dio la alianza entre blancos y rojos, la cual no tuvo los resultados esperados. El PLD logró 22 senadores, mientras que la unión del PRD y el PRSC, los partidos que más elecciones habían ganado hasta ese momento, solo obtuvo diez senadores. Es decir, menos de la tercera parte. Las causas de esos pobres resultados tienen que ver, en gran medida, con los efectos negativos que tuvo la alianza, ante la gran cantidad de aspirantes de ambos partidos cuyas aspiraciones fueron sacrificadas en aras de mantener el acuerdo. El partido morado se aprovechó de eso, y el resto es historia. En esta coyuntura, el PLD y su antiguo archirrival, el PRD, están a las puertas de una alianza tan extraordinaria como el Frente Patriótico y tan compleja como la alianza rosada. El PRSC podría integrarse a este acuerdo, con lo que estaría “de 3-3” en las grandes alianzas que se registran cada diez años…
