Ya vemos cómo la sequía ha asolado cultivos desde el año pasado, y cómo las fuentes de agua son cada vez más anémicas. Hablábamos ayer de los efectos del cambio climático y sobre la necesidad de que las autoridades impulsen políticas estratégicas para garantizar el agua de consumo humano y para la producción agrícola.
Ahora, por más medidas de emergencia que se adopten, no hay cómo detener el efecto devastador de la sequía en cultivos en las diferentes regiones. Esa situación repercutirá no sólo en la vida y los bolsillos de los productores, sino también de los consumidores, toda vez que verán encarecer productos básicos de la canasta familiar.
Es impresionante descubrir que un plátano, de cualquier región de la República, cuesta unos RD$20.00 y hasta más. No hablemos de frutas como el aguacate, que fácilmente le piden hasta RD$75.00 por uno, y eso que ya está entrando la cosecha tradicional.
Ahora, con la veda que se anuncia para la siembra de tomates, berenjenas, melones, sandías, pepinos, molondrones, ajíes y otros rubros hospederos de la mosca blanca, es inevitable preguntar qué comerá la gente. Y particularmente, quienes llevan dietas especiales de yerbas y vegetales.
No está de más pedir a las autoridades del Ministerio de Agricultura que digan qué opciones buscarán para abastecer al mercado después de tres meses sin la siembra de esos insumos de la mesa criolla. ¿Qué harán?
Imaginamos, amigos lectores, que ahora ustedes están pensando en la mosca del Mediterráneo, que nos sacó la mayoría de las frutas del mercado norteamericano.
¿Cuántas pestes nos van a caer? l
Papito Lebrón
La muerte de Roberto Lebrón entristece a todos los periodistas y particularmente a quienes lo trataron. De buen temperamento, amigable y buen comunicador, gozaba del aprecio generalizado.
Una carrera periodística de mucho trabajo, ya como reportero o como servidor de instituciones públicas, sea en la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) o la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD).
Nuestro pesar y solidaridad con la familia de Roberto Lebrón, la viuda Esmeria Mateo, su compañera durante 26 años, y a sus hijos Roberto, Ignacio y Rosmery. l
