Colegios y tarifas

En estos tiempos advertimos una tendencia a reducir las expectativas aspiracionales, derechos sociales o económicos, privilegios reservados a ciertos segmentos de la sociedad. Caso de la buena educación que todavía el Estado no está en capacidad&#8230

En estos tiempos advertimos una tendencia a reducir las expectativas aspiracionales, derechos sociales o económicos, privilegios reservados a ciertos segmentos de la sociedad. Caso de la buena educación que todavía el Estado no está en capacidad plena de servir a toda la familia. Y se legitima que los centros educativos primarios y preuniversitarios de calidad son exclusivos de una élite. Demandar al menos precios y tarifas justas, que permitan el acceso a un mayor abanico de pobladores -clase media- puede constituirse en una afrenta para los dueños de los colegios privados. Es un mundo cada vez más prohibitivo en el que la solidaridad es una mera palabra y la ley letra muerta.

Nuestra reportera María Teresa Morel acaba de descubrir, para ilustración de las autoridades de Educación, la Ley 86-00, del 26 de septiembre de 2000, que establece que los colegios sí están regulados y cualquier cambio tarifario debe ser autorizado. La misma fue atacada por los colegios y terminó en el Tribunal Constitucional, que en 2013 emitió una sentencia que la ratifica.

Entendemos perfectamente que los colegios privados ajusten sus tarifas a una realidad económica cambiante, pero deben someterse a la norma prevista en la ley. ¿Pero qué se puede hacer, si el propio Ministerio dice que la mayoría de los aumentos fueron “consensuadas con los padres”?

Mientras tanto, que el Ministerio al menos se empeñe en mejorar la oferta educativa como única opción para quienes no tienen los medios económicos para resistir las alzas impuestas.

Mickey Mena

El fallecimiento de José (Mickey) Mena nos ha entristecido profundamente. Miembro del staff de CDN y CDN Sports Max de Multimedios del Caribe, su pérdida nos toca de manera muy particular.

Una personalidad mansa, educada, socializaba con todo el mundo. Uno de los más experimentados comentaristas, dedicó su vida a la crónica deportiva. Llevaba el deporte en la sangre. En su juventud alcanzó el béisbol profesional. Años después lo seguiría hasta sus últimos días.

Buen padre, esposo y amigo de los amigos. Nuestro pesar a su viuda doña Digna Peguero y a sus cuatro hijos, José Antonio, compañero de labores, Ricardo, Laura e Isabel. 

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