Aguas subterráneas para un país sordo ante alertas sobre crisis del agua

En nuestra condición de Punto Focal Nacional del Programa del Agua de la Red Interamericana de Academias de Ciencias (IANAS), desde hace varios años hemos estado advirtiendo, de manera verbal y escrita, y a través de la radio, la televisión y…

En nuestra condición de Punto Focal Nacional del Programa del Agua de la Red Interamericana de Academias de Ciencias (IANAS), desde hace varios años hemos estado advirtiendo, de manera verbal y escrita, y a través de la radio, la televisión y la prensa escrita, que vamos camino a una crisis por desabastecimiento de agua potable, y que cada día se hace más urgente tomar medidas adelantadas para poder garantizar el suministro de agua potable a una población creciente que a veces es indiferente ante las advertencias de lo que puede venir.

El 12 de marzo del año 2013 el periódico elCaribe publicó la siguiente noticia: “El geólogo Osiris de León advirtió que el país está al borde de una crisis por el desabastecimiento de agua potable. Explicó que República Dominicana es un territorio insular pequeño donde la población urbana crece aceleradamente, lo que provoca un crecimiento de la demanda de agua potable, mientras la disponibilidad del líquido decrece por la reducción de los caudales de los ríos.

Osiris de León expresó que el Gobierno y las instituciones que administran las aguas deben comenzar, junto a las autoridades municipales y a los líderes sociales comunitarios, la urgente identificación de las potenciales fuentes de captación y aprovechamiento de las aguas superficiales y subterráneas, porque, de lo contrario, en pocos años tendremos inmanejables crisis sociales por desabastecimiento de agua potable, porque la gente no puede vivir si no dispone de agua potable”.

Ahora la crisis del agua es noticia de primera plana en todos los periódicos de nuestra nación, en todos los noticieros de radio y de televisión, y en todos los encuentros donde participa una parte de la población, pero, ¿qué pasó con el Gobierno que nunca aplicó un plan de expansión de las obras de captación, ni limpió los embalses de las presas para darles mayor capacidad de almacenamiento, ni desarrolló un plan de correcta administración de las aguas almacenadas en esos embalses, ni aplicó un plan de descontaminación de las aguas superficiales y subterráneas, ni desarrolló un plan de educación a la población para el ahorro del agua? Fuimos un país de sordos, aunque hoy queremos oír recomendaciones para proceder con las soluciones del agua.

Durante los últimos diez años sólo hemos construido dos presas pequeñas: Pinalito y Palomino, ambas estudiadas desde hace 40 años, y ambas con fines exclusivamente hidroeléctricos, no para suministro de agua potable, mientras los proyectos de presas para almacenamiento de agua para acueductos han sido boicoteados por las propias comunidades que hoy reclaman agua, y/o por gobiernos que fueron indiferentes o que se acomodaron ante las protestas contra las presas para no tener que gastar dinero en esas importantes obras, como fueron los casos de la presa de Pedro Brand, sobre el río Haina; la presa de Alto Yuna, sobre el río Yuna, en Los Quemados, Bonao; la presa de Manabao, sobre el río Yaque del Norte, en Jarabacoa; la presa de La Jina, sobre el río Baní, en Baní; la presa de Guaigüí, sobre el río Camú, en La Vega; la presa de Tagüey, sobre el arroyo Tagüey, en Santiago Rodríguez; las presas del río Artibonito y del río Joca, en la frontera, etc., pues sólo el presidente Balaguer construía presas donde la gente no quería presas, y hoy la misma gente le agradece a Balaguer haber construido cerca de 30 presas para el abastecimiento de agua a la población.

Hoy es necesario actuar con prontitud ante la gravedad de la situación, y lo primero que el Gobierno debe entender es que las sequías afectan más a los volúmenes de aguas superficiales que a los volúmenes de aguas subterráneas, y que por tal razón la respuesta inmediata debe estar en aprovechar al máximo las aguas subterráneas disponibles en los acuíferos coralinos de la Planicie Costera Oriental y en la Región de Los Haitises, así como en los acuíferos granulares de los abanicos aluviales de la Región Suroeste, iniciando cuanto antes la construcción de nuevos campos de pozos en los acuíferos que no estén contaminados, ni salinizados, especialmente en Los Haitises donde hay una recarga neta promedio anual del orden de los mil millones de metros cúbicos de agua que se pierde porque nuestras instituciones del agua, y los ciudadanos, no entienden bien el comportamiento de las aguas subterráneas, pero les da vergüenza pedir ayuda a quienes saben de eso y a quienes durante décadas han explorado y aprovechado las aguas subterráneas.

La sequía va a seguir, y la única solución posible está en el aprovechamiento de las aguas subterráneas, principalmente las aguas disponibles en el acuífero cavernoso de Los Haitises, donde el Gobierno debe iniciar, cuanto antes, la construcción de cinco campos de pozos que aporten 150 millones de galones de agua diariamente, indistintamente de la inversión inicial requerida, pues si no buscamos aguas subterráneas, cada día habrá más gente en las calles protestando por la falta de agua potable. Dejemos de ser sordos.

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