El Clan

Argentina vivió una terrible dictadura de terror inenarrable, con Operación Cóndor, que arrasó con toda una generación. Su resaca trajo episodios tenebrosos tal cual el caso conocido como “Clan Puccio” que dirigía un remanente de los servicios&#

Argentina vivió una terrible dictadura de terror inenarrable, con Operación Cóndor, que arrasó con toda una generación. Su resaca trajo episodios tenebrosos tal cual el caso conocido como “Clan Puccio” que dirigía un remanente de los servicios de seguridad de aquella dictadura y que el filme muestra cómo las familias de esos monstruos estaban anestesiadas por la maldad en su más pura expresión. Esos remanentes nunca desaparecen una vez que se incuban. La impunidad incorpora a esos bárbaros, los cobija porque el status social que los indujo solo cambia de nombre y prorroga la nomenclatura del terror de derechas. Un desempleado de la dictadura planea ganarse la vida suprimiendo la de su entorno y justifica su sin razón con el eufemismo de “salvaguardar a su familia”. El filme muestra la mecánica social heredada y que da pie a la continuidad en su intimidad familiar con un desenlace devastador para sus hijos -que fueron tan víctimas como cada uno de los desaparecidos, torturados o muertos de la represión terrorífica a la que perteneció- y para una sociedad que aun hoy no encuentra explicación –el terror no se justifica–. Con maestría, el filme se explaya en una narrativa singular valiéndose de una fecunda herramienta como lo es el hiperrealismo cinematográfico donde se erige en un documento histórico de irrefutable y demoledora pedagogía. Aprendemos que las instituciones que nos gobiernan son plásticas y que cualquier línea divisoria entre el bien y el mal desaparece y sobreviene la barbarie. Puesto todo esto en un personaje cinematográfico que procede como outsider, como lo son todos los individuos de su calaña: traza sus propias reglas de sobrevivencia antropomórfica. Individuos que muerden la propia cola, devoran a sus propios hijos, y lo hacen con una impavidez que pasma a cualquiera. El planteamiento escénico no tiende a reflejar que la violencia parta de variables exógenas al individuo en sí, y que es una categoría genética latente que solo tiene que encontrar las condicionantes individuales y ambientales como, por ejemplo, un proceso arbitrario intolerante y sanguinario. En su exposición, el filme cae un poco en ingenuidad política, que lo envuelve en el panfleto, sobre todo para quien conoce un poco de la historia latinoamericana esto es obvio. Estará en el Festival de Cine de Fine Arts. 

HH HH Guión y dirección: Pablo Trapero.
Duración: 108 minutos.
Género: Thriller policial.

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