Máximo Gómez, una vía bordeada por los comercios

La avenida Máximo Gómez, de la capital, no es simplemente una vía de comunicación terrestre extensa y tediosa por el congestionamiento vehicular que cada día se genera en ella. Es un trayecto con un amplio abanico de opciones en sus alrededores,&#823

La avenida Máximo Gómez, de la capital, no es simplemente una vía de comunicación terrestre extensa y tediosa por el congestionamiento vehicular que cada día se genera en ella. Es un trayecto con un amplio abanico de opciones en sus alrededores, en el ámbito comercial.Si usted recorrió el tramo comprendido entre la avenida George
Washington (conocido también como Malecón), de donde parte la Máximo Gómez, y la cabecera del puente Francisco J. Peynado, donde concluye, y no encontró lo que quiere comprar o algún servicio que requiere, es muy probable que eso simplemente no exista.

La razón es sencilla: de lado y lado en la avenida Máximo Gómez usted se encuentra desde una institución bancaria hasta la persona que ofrece un hot-dog (perro caliente) en un “carrito estacionario” fabricado posiblemente con los mismos materiales de algunas de las industrias que existen en la referida zona. “La Gómez”, como suelen los capitaleños denominar la concurrida y conocida vía, dejó de ser el espacio de años atrás que muchos recuerdan, donde apenas existían varios negocios de referencia, entre ellos “La Manicera”, Cortés Hermanos, la Fábrica de Clavos Enriquillo, Munné, La Cementera, varios restaurantes (algunos de los cuales quebraron en su tiempo), el edificio Metropolitano que alojó a Radio Mil, y el Hotel Lina (actualmente Barceló).

Contar actualmente los establecimientos formales existentes y los improvisados no es tarea fácil. Pero, en general, hay para todos los gustos, colores, posibilidades económicas, sectores y alternativas que se buscan. Existen hoteles, clínicas, bancas de apuestas y bancas de loterías, tiendas de repuestos para vehículos, bancos y asociaciones de ahorros y préstamos, empresas de relaciones públicas y mercadeo, restaurantes, estaciones de combustibles, empresas de telefonía, supermercados, farmacias y plazas comerciales que comprenden en un solo lugar varios de los ramos citados antes.

No es extraño ver llegar habituales clientes, consumidores de “comida rápida”, al conjunto de establecimientos que tiene La Gómez listos para recibirlos, preparar los pedidos y entregarlos “para consumir aquí o para llevar”. La comida rápida (pocas veces recomendada por los médicos) se compone, por ejemplo, de “burritos”, tacos, hamburguesa, sándwich, pizzas, churros y donas, entre otros.

Pero eso no es todo. En la Máximo Gómez hay mucho más “cosas para vivos” e incluso para muertos. En el trayecto que la comprende hay disponibles varias funerarias y está el Cementerio Nacional (de la Máximo Gómez) para sepultar a muchas de esas personas que “velan” en esos locales.

Una funeraria es un negocio que presta servicios de inhumación y de cremación para los fallecidos y servicios funerales y de velación para sus familiares. Estos servicios pueden incluir la preparación del velatorio y el funeral, y facilitar una capilla ardiente para el funeral.

La Máximo Gómez junto con las avenidas John F. Kennedy hacia el Norte, la avenida 27 de Febrero al Sur y la avenida Winston Churchill al Oeste, bordean una de las áreas de mayor desarrollo de la capital, que ha sido nombrada como “Polígono Central de la Ciudad”.

Instituciones estatales

No es posible hablar de la avenida Máximo Gómez sin resaltar que es la principal vía de acceso a instituciones como el Teatro Nacional, el Palacio de Bellas Artes y los ministerios de Educación y el de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. Allí también se encuentran la Dirección Nacional de Control de Drogas y la Dirección Central Antinarcóticos; la embajada de Argentina en República Dominicana, la Nunciatura Apostólica, la sede del Instituto Nacional de Bienestar Magisterial (Inabima) y varias estaciones del Metro de Santo Domingo. La educación superior privada está presente a través de las universidades Utesa y Unapec. 

La histórica y conocida Máximo Gómez No. 25

Si bien, nada tiene que ver con la parte comercial, cuando se hace referencia a la Máximo Gómez, hay un número que no puede quedarse. Se trata del número 25. Es la dirección de la casa que ocupó hasta su muerte el varias veces presidente Joaquín Balaguer (nacido el 1 de septiembre de 1906 y fallecido el 14 de julio de 2002). Balaguer fue presidente en los periodos 1960-1962, 1966-1978 y 1986-1996.

Desde su casa se despacharon por años los “asuntos de Estado” y se armaron acuerdos políticos de diversos tipos, muchos de ellos de gran repercusión. En ese lugar funciona actualmente la Liga Dominicana contra el Cáncer.

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