Destemplado

El presidente Hipólito Mejía volvió sobre sus pasos al responder en forma destemplada e insolente cuando fue preguntado por algunos colegas sobre el llamado que hiciera Miguel Vargas Maldonado, presidente del PRD, para que aquellos perredeístas…

El presidente Hipólito Mejía volvió sobre sus pasos al responder en forma destemplada e insolente cuando fue preguntado por algunos colegas sobre el llamado que hiciera Miguel Vargas Maldonado, presidente del PRD, para que aquellos perredeístas que se han ido al PRM vuelvan al partido blanco cuando quieran, con la garantía y seguridad de que serán bien recibidos. Hipólito, con su usual repentismo de los tiempos de conchoprimo, en evidencia de que sigue anidando un anticuado autoritarismo, dijo que Vargas Maldonado habría lanzado tal llamado estando ebrio, y recalcó que el presidente del PRD está siempre en esa condición. Hipólito sabe que falta a la verdad con esa aseveración porque Miguel podrá compartir una copa protocolarmente con amigos y relacionados, pero quienes llevan mucho tiempo tratándole no recuerdan haberle observado con ebriedad. Fue una hipolitada más, expresión truculenta irrespetuosa de la sinrazón…

Encontró su tusa

El resentido poeta de Villa Juana, cuya pluma destila envidia irracional hacia los de su generación y barriada que han alcanzado el éxito que a él, al parecer, le rehúye, encontró su tusa en su colega Alexis Rosa, que le ha cantado un rosario de verdades en una “pela de letras” de antología. Tiempo era ya de que alguien de los de su propio núcleo pusiera en su puesto a este dueño absoluto de la verdad, que ha pretendido erigirse en censor autorizado (¿por quién?) de todo lo que no hace coro con sus posiciones, exhibiendo una erudición de arena y/o naipes que hasta el viento la derriba. Alexis Rosa ha defendido con altura y sin insultos a alguien que hace todo lo contrario para denostar y agredir a quienes no comulgan con sus ideas. El respeto al derecho ajeno es la paz, frase célebre del ilustre Benito Juárez, adquiere gran significado y valor cuando, como en el caso que nos ocupa, en ejercicio y reclamo de ese respeto, se le ha enmendado la plana -¡y de qué manera!- a un consuetudinario agresor de quienes no piensan como él. ¡Biiieeen hecho…!

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