Floricultura, actividad que genera empleos

De los cultivadores dominicanos de flores, hay una parte importante que se ha inclinado por la producción de comestibles, entre ellos, hierbas aromáticas, pero todavía en el mercado se mantiene una cantidad suficiente para responder a la demanda.

De los cultivadores dominicanos de flores, hay una parte importante que se ha inclinado por la producción de comestibles, entre ellos, hierbas aromáticas, pero todavía en el mercado se mantiene una cantidad suficiente para responder a la demanda.

En Jarabacoa, por ejemplo, resulta ahora más difícil ubicar un floricultor, que años atrás. La razón es que algunos prefirieron dar el salto al cultivo agrícola y algunas empresas se marcharon. No ocurrió con la empresa Flordom que se mantiene firme y con su producción fundamentalmente orientada al mercado de Estados Unidos. También tiene líneas para el mercado local, entre ellas, el gladiolo.

Jarabacoa no está sola cuando se trata de condiciones climáticas y de terrenos propicios para el cultivo de flores; Constanza también es un punto importante de referencia y eso lo sabe Julio Sepúlveda, propietario de Jardín Constanza, empresa que tiene 13 sucursales (con la principal son 14 tiendas) en el país, y aspiraciones de colocar una en cada provincia. En Santo Domingo varias, en Santiago dos, en Puerto Plata una, en Higüey una y en Bávaro otra. A nivel de locales comerciales Flores de Constanza genera 120 empleos y a nivel de fincas 320.

En Las Palmas de Constanza existen entre 70 y 84 productores (la mayoría pequeños), no solo de flores, sino también de vegetales, que cada día de algún modo tienen presencia en muchos hogares dominicanos a través de sus cultivos. En Las Palmas se cosechan rosas, montecasino, soridago, pompones, claveles y estatíes, entre otros.

La mayor parte de la cantidad referida de productores de flores están activos y tienen entre 900 y 1,200 tareas entre todos, de acuerdo a datos ofrecidos a este periódico, pero en la Asociación de Floricultores y Agricultores hay inscritos cerca de 200 productores. Entre los activos mueven cada año alrededor de 300 millones de pesos, según cifras que se manejan.

Julio Sepúlveda lleva años involucrado en el negocio de las flores. Entrevistado en su oficina de la calle Delmonte y Tejada, San Carlos, en la capital, no deja espacio para dudas.

“Bajo la infraestructura más grande en sistema de clima controlado (invernadero) en el país, producimos más de 100 variedad de flores y follajes distribuidos en siete fincas ubicadas a diferentes altitudes y condiciones climáticas, garantizando hermosas flores y follajes de calidad mundial”, dice Sepúlveda en la conversación.

Rememora que en un principio en el negocio de flores, por los años 1940 y 50 había algunas personas visionarias que entendían que existían condiciones para comercializar con las flores. “Varias personas tenían algunas vivencias, recogían algunas matitas y hacían algo, pero no era lo que es hoy”, indica.

Y agrega que en 1974 fue nombrado por la Secretaría de Agricultura (actual Ministerio) para realizar algunas investigaciones sobre flores en Constanza y ofreció un informe sobre la cuestión al Departamento de Investigación.

Para entonces el Centro Dominicano de las Exportaciones (Cedopex), actualmente Centro de Exportación e Inversión de República Dominicana (CEI-RD) determinó que las flores eran susceptibles de producirse localmente para fines exportables. A partir de eso llegó un “boom” de grandes productores y capitalistas y se otorgaron facilidades impositivas (exoneración del pago de Impuesto Sobre la Renta) a quienes incursionaran en la floricultura. Algo parecido a lo que se hace actualmente a través de la Ley de Cine.

Esas condiciones posibilitaron la apertura de unas 30 o 32 empresas de floricultores enfocados en la exportación, que luego fueron desapareciendo. “Para entonces, países como Ecuador, que tienen hoy gran fortaleza en el negocio, no se dedicaban a eso con tanta fuerza como ahora. Y aquí había mucha posibilidad de hacer negocios, pero las empresas locales a la larga no pudieron competir con los mercados internacionales como Colombia, Ecuador, Costa Rica y Guatemala”, dice Sepúlveda.

Cuando elCaribe le pregunta si se considera el principal empresario-productor de flores del país o un mediano productor, responde: “Como productor creo que soy ahora mismo el más grande del país. Tengo alrededor de 35 hectáreas”. Agrega que a nivel de flores no quedan muchos productores, aunque de plantas ornamentales hay una mayor cantidad.

En el tema de rosas hay una presencia importante de importadas -de unos tres mil paquetes semanalmente-, es decir, unos 12 mil paquetes mensualmente y cada paquete tiene una cantidad de unidades. Eso representa unos 300 mil botones de rosas (así es como los empresarios del sector contabilizan), de acuerdo con cálculos de Julio Sepúlveda, ingeniero agrónomo de profesión. Sepúlveda cultiva dos o trescientos tipos de flores para poder responder a la demanda nacional.

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